12/01/2020

«¿Existiré mañana?»

Hoy abrí los ojos y el mundo se descubrió ante mí borroso, oscuro y distorsionado. Incluso los colores habían cambiado con respecto a la noche anterior, sintiendo la ausencia de aquellos más cálidos y descubriendo otros que no era capaz de nombrar. Pero sí conseguí ubicar la luz del sol que asomaba tras las cortinas, y con esa referencia comprendí que aún seguía en la cama. Notaba la piel tirante y seca, y los músculos de mis piernas estaban flexionados sobre el colchón como si ya me hubiera puesto en pie, y tampoco podía girar la cabeza. Suspiré, o al menos intenté suspirar sin nariz y sin labios por los que exhalar el aire. Iba a ser un día muy largo. 

Parecía que la única manera de moverme era ir saltando, así que probé a girar en el sitio y orientarme hacia donde asumí que se encontraba la mesilla. Recordaba haber dejado un vaso allí la noche anterior, pero era incapaz de verlo. En su lugar pequeñas motas de colores cubrían mi visión, tan brillantes y nítidas que parecían gritar con luz propia. Notaba que mis ojos se movían de forma inintencionada, rogando por seguirles la pista a las partículas que bailaban en el aire; un instinto acuciante que tensaba mis músculos y ensordecía mi mente casi por completo. Pero aún tenía el control. Conseguí apañármelas para alcanzar el vaso.

Mi cuerpo parecía caber cómodamente en el recipiente, y también era lo suficientemente ligero como para permitirme trepar por el cristal sin volcarlo. Un reflejo verdoso y amarillo hacía danzar en el agua, la piel se relajó y por un instante sentí que podía respirar de nuevo. Solo me acompañana un nuevo silencio, acallado por ruidos afilados que unas orejas humanas no hubieran sido capaces de percibir. Notaba la furia del hambre en mi estómago, pero la repugnancia que me generaba la idea era aún mayor. «Qué remedio», pensé. Hoy iba a ser un día tranquilo. 

Los segundos pasaban lentos y poco a poco notaba mi cabeza adormecerse, como siendo vencida por la simplicidad animal que soportaban mis neuronas. ¿Qué pensaría mi marido al verme así, dentro de un vaso y con la mirada ausente? ¿Me amaría como antaño o sería esta la razón que buscaba para firmar al fin el divorcio? Y no escucho el teléfono, pero sé que mi jefa estará furiosa, llenándome el buzón de llamadas con mensajes insistentes. No importa, me despedirían tarde o temprano. Recuerdo que mis padres siempre esperaron que fuera algo grande, que desplegara mis alas y echara a volar, pero en su lugar me he convertido en un grimoso anfibio en una jaula de cristal. Es irónico, o al menos lo sería si fuera capaz de captar una ironía.

Pero lentamente cada temor mundano se desvanece, prometiendo una oscura calma que en el fondo ansiaba desde hace años. Aún no me lo he preguntado y quizá no llegue a preguntármelo nunca, pero no sé por qué me he despertado con el cuerpo de una rana. Y es que en estos últimos segundos de consciencia me acosa un terror profundo y visceral que sobrepasa a la muerte, un grito desesperado con labios que no existen y una garganta que no tiene voz. 

Una solitaria burbuja flota hacia la superficie, perseguida por ojos redondos y amarillos que no tienen otro sitio al que mirar. Bocanadas de aire que jamás fueron pronunciadas, pero cuya voluntad aún se intuye en el ambiente.




47-Tu protagonista despierta y de pronto es un animal (al más puro estilo Kafka, pero, si puede ser, que no sea una cucaracha). Narra las dificultades que tiene para continuar con su vida.


Dos semanas. Dos semanas es lo que he tardado en terminar esta... cosa. Ando poco inspirada y he tenido que hacer un examen muy importante, así que todo mi tiempo se lo he dedicado a estudiar. La poca creatividad que me quedaba ha sido exprimida y pisoteada hasta sacar estas 500 palabras que ni yo tengo ganas de comentar.

Os doy la bienvenida a diciembre, el último mes de este peculiar (y nefasto) año. Disfrutad de la estancia. Quedan 5 retos. 

Si quieres saber qué es el Reto Literup, haz click en este enlace.

2 comentarios:

  1. Pues yo opino que no está tan mal. A mí me ha gustado. Todo depende de tus expectativas. Ya nos queda poco, Andrea. Este reto es duro. Cada semana un relato tan diferente. Peor lo importante es acabarlo. Al menos esa es mi meta.
    ¡Saludos!

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    1. ¡Hola! Últimamente no tengo tiempo de pasarme por blogs ni leer nada, pero de un rápido vistazo veo que llevas los retos al día. ¡Mucho ánimo! Cada vez nos queda menos :3

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