9/26/2020

Agencia de Héroes, III

—¡Vamos, vamos! ¡Daos prisa! ¡Tenemos mucho que investigar!
—Jefa, me parece que estás demasiado emocionada —. Nejiko arrugó el hocico mientras bajaba las escaleras —. Al fin y al cabo acaban de asesinar a alguien.
—Se llama pasión por el trabajo, Magneko. No me sorprende que no lo conozcas.

Emi bajó de un salto los últimos escalones, aterrizando primero sobre el tobillo que no estaba roto... y luego en el otro. Se deshizo de la mueca de dolor antes de girarse con gesto teatral.

—¡V-vale! No os peleéis. Primero tenemos que hablar con el recepcionista. Seguro que tiene información sobre quién entró anoche al hotel.

Emi actuaba como si el recepcionista no estuviera ahí mismo, a menos de tres metros, escondido detrás de un mostrador oscuro y desgastado. El espacio estaba desordenado y sucio, cubierto de envoltorios de chicle y envases de ramen vacíos; y en una esquina, casi invisible, reposaba una pequeña televisión portatil que tenía la pantalla amarillenta. El hombre no le quitaba la vista de encima.

—¡Buenos días, señor recepcionista! — Emi se inclinó sobre el mostrador posando las manos desnudas sobre la superficie pegajosa, que retiró rápidamente —. Estamos investigando el... incidente, y queríamos saber si vio a la víctima anoche.
—No. — Ni siquiera levantó la cabeza.
—Ah, ¿estaba otra persona en recepción?
—No. Yo tengo el turno de noche.
—Entonces...
—Señorita, no me fijo en la cara de los clientes. Este es un local discreto. Y, por supuesto, tampoco tenemos registros.

Emi hinchó las mejillas, frunció el ceño y se dio la vuelta. 

—¡Pues nada! Ya encontraremos información en otra parte.
—Espere, Yamane-sama, creo que tengo una idea —. Nanami se acercó tímidamente al mostrador y se aclaró la garganta para llamar la atención —. Disculpe, señor recepcionista. ¿Recuerda haber entregado alguna llave anoche?
—Por supuesto. Dos llaves, de hecho.
—¿Y recuerda qué estaban echando en la tele en ese momento?
—Ah, sí... — La mirada del hombre cambió de pronto a una más soñadora y complacida —. La primera fue al principio de la noche, y estaban emitiendo el capítulo 17 de la segunda temporada de Volátiles. Yo no suelo ver series románticas, pero estaba bastante bien. La segunda fue de madrugada, durante la película de Samurais Justicieros III... todo un clásico. Recuerdo que me interrumpió la mítica escena en la que el sensei es ejecutado. ¿Has visto esa peli? Una chica tan mona como tú...
—¡Gracias, que tenga un buen día! — Nanami se giró con una sonrisa de oreja a oreja —. ¡Ya está! Solo hay que mirar la programación de anoche.
—Estoy en ello —. Nejiko tomó el móvil entre sus garras y esperó unos segundos —. 11:20 de la noche y 3 de la mañana. Algo es algo. 
—¡Perfecto! Ahora tenemos encontrar a alguien que les viera entrar a esas horas. ¡Seguidme!

Emi había pasado de montar una pataleta a recuperar la ilusión en tan solo treinta segundos, y entonces fue cuando salió corriendo del hotel. Fuera, en la calle, las pocas personas que frecuentaban el barrio tan temprano empezaban a abrir sus negocios. Puestos de comida, atracciones para turistas... y la cafetería que había delante tenía fuera una pequeña mesa con muestras de pastel. Una elegante chica-conejo los repartía con las orejas gachas, que alzó rápidamente en cuanto vio al grupo acercarse.

—¡Buenos días! ¿Os interesa un poco de tarta? ¡Son caseras!
—Me llamo Nejiko, encantado. — El hombre-gato extendió las zarpas y le lanzó un sutil guiño —. Pero puedes llamarme... Magneko. Es mi nombre de héroe.
—¡Vaya! ¿Sois héroes? — La joven sacudió los bigotes, interesada —. Que pasada. Yo me llamo Rui y soy camarera.
—Perfecto, señorita Rui, pues nos preguntábamos si habías visto a gente entrar o salir del hotel anoche. Estamos investigando.
—Hmm... — Se acarició la oreja izquierda, pensativa —. Pues no, porque yo acabo de llegar hace nada. Pero conozco a mucha gente por aquí que trabaja de noche, podría ir con vosotros y preguntar.
—Claro, acompáñanos. No hay ningún problema, ¿verdad, jefa?
—¿Supongo? — Emi miró a Nanami, que se encogió de hombros con exasperación —. En principio, y si nos puede ayudar...
—¡Pues no hay problema! Señorita Rui, si nos hace el placer... 

Nejiko le ofreció el brazo y la chica lo aceptó con una risita de vergüenza. Mientras caminaban Rui les guió por el barrio, contando curiosidades sobre los edificios más antiguos y algún que otro cotilleo sobre sus habitantes. Se detuvo delante de una pared decorada con grafitis, cerca de un hombre con una cámara de fotos al cuello que estaba colocando adornos de atrezzo por los alrededores. 

—Aquí —. Rui saludó de lejos al hombre y él se acercó —. Kishimoto-san y su mujer son fotógrafos, y están casi todo el día por la zona. A lo mejor vieron algo, o incluso lo captaron en cámara.
—Ah, mira a quién tenemos aquí —. El hombre sonrió dejando ver una boca llena de dientes ligeramente torcidos, pero limpios —. ¿Vienes a traernos tarta, Rui? Prometo que esta vez le dejo algo a mi señora.
—Luego te la traigo, tranquilo —. Rui se rió suavemente antes de señalar al resto del grupo —. En realidad estoy aquí porque estos detectives están buscando a alguien, y nos preguntábamos si podíamos revisar tus fotografías de anoche.
—¡Por supuesto! ¡Sois los héroes de Ginza! Os vi ayer en las noticias. Es un placer ayudar a las autoridades.

No tardaron mucho en localizar lo que estaban buscando. A las 11:03 de la noche la víctima aparecía en el fondo de una imagen, detrás de dos turistas que asomaban la cabeza sobre placas de cartón que simulaban kimonos... y a su lado, con una sonrisa feroz y casi mirando a cámara, una despampanante mujer rubia que le sujetaba del brazo. Rui soltó un grito de exclamación al verla.

—¡La conozco! Creo que es camarera en el bar de alterne, o trabaja en el hotel como... acompañante —. Apartó la mirada avergonzada. — No me acuerdo bien, pero podría ir a preguntar y que me acompañe Nejiko, que yo conozco a la madame. Vosotras dos podéis ir al bar y ver si la reconocen allí.

Antes de que Emi pudiera objetar Rui ya se había llevado a Nejiko y conversaban animadamente. Lanzó un grito al aire, sacudiendo los brazos.

—¡Chicos, si tenéis algún problema avisad por los walkies! Hay que ver... — Y entonces giró hacia Nanami con gesto pensativo —. Y tú, ¿no eres demasiado pequeña para entrar en un bar?

***

Por el camino Nejiko se dedicó a contar sus batallitas de héroe mientras que la chica sonreía y preguntaba más y más, pero nada más llegar al burdel Rui le mandó callar. Parecía un hotel cualquiera, aunque mucho más amplio y elegante. La mujer que esperaba tras el mostrador era de mediana edad y tenía las uñas largas y cuidadas, que deslizaba con suavidad por encima de una revista de cotilleos.

—Vaya vaya, mira a quién tenemos aquí —. Alzó la vista ligeramente, dejando entrever una sonrisa pícara —. Niña, ya te he dicho que si vienes a trabajar aquí las cuotas se pagan por adelantado. Que luego te escaqueas...
—No vengo a trabajar, señora Ume —. La voz de Rui se había vuelto amarga de repente, y tenía las orejas plegadas hacia atrás —. Mi compañero es un héroe y estamos investigando. Necesitamos ir a la habitación de Kawata. 

La mujer alzó las cejas y miró a Nejiko, que rápidamente sacó su identificación. La devolvió con recelo.

—Os dejo pasar si no miráis nada más, ni tocáis nada. Eres un héroe, chico, no policía. Como metas en un lío innecesario a mis niñas...
—Descuide, señora... — Dejó la palabra en el aire, porque Rui ya había cogido las llaves y se dirigía hacia las escaleras —. ¡Le prometo que no tocaré nada!

Rui no habló mientras subía. Nejiko la siguió en silencio hasta la habitación, pensando en qué decir, pero decidió que era mejor callar. La habitación era limpia y austera: una cama de sábanas blancas, moqueta rojiza, un baño amplio y un pequeño escritorio. La examinó rápidamente, pero no había nada de interés. Parecía que no la habían usado en mucho tiempo, o que la habían limpiado recientemente. Rui se encontraba en la ventana, mirando hacia el exterior. Nejiko decidió ponerse a su lado.

—¿Todo bien, Rui? Me preocupas.
—¿Por qué estáis investigando esto? —. La mirada de Rui no se separaba de la calle, y sus manos se tensaron sobre el alfeizar —. ¿Por qué le estais defendiendo?
—¿Eh? Pues porque...
—Ese hombre era un pervertido, Nejiko. Está casado y tiene dos hijas, pero viene a menudo a follarse a niñas a las que les saca treinta años. ¿Te parece bien? ¿Qué tipo de justicia es esa?
—¿Rui, cómo...? Yo no te he contado nada de eso.

Pero Rui no respondió. Siguió hablando por su cuenta, sus uñas arañando la superficie de madera.

—Los hombres como tú me dais asco. Os protegéis unos a otros. Este sistema está tan podrido y lleno de babosos... Incluso tú, Nejiko. Tú no eres diferente al resto. 

En ese momento Nejiko se fijó en sus manos. Suaves, lisas y carentes de imperfecciones. Ni una sola arruga, ni un poro, ni un lunar; incluso sus uñas eran idénticas entre sí. Conforme la mano se tensaba más y más parecía que... aumentaba. Los dedos se ensanchaban y la piel adquiría un aspecto más realista, más fuerte y desgastada. Igual con su rostro. Las suaves mejillas de Rui se tensaron en una mandíbula cuadrada, una nariz rechoncha, y unos ojos profundos llenos de ira. 

Nejiko intentó gritar, pero entonces el hombre que había aparecido ante él le cogió del cuello y lo lanzó por la ventana.




39-Haz una historia en la que predomine el diálogo y no haya ni un solo verbo dicendi. ¡Asegúrate de puntuar bien las acotaciones!


¡Buenas, gente! Os dejo por aquí el reto número 39 y, por fin, la conclusión a esta pequeña historia de héroes que roleé con mis amigos. ¿Qué tal? ¿Os ha gustado? ¿Os esperábais el final? Os aseguro que ese jugador no se lo veía venir... He de admitir que me reí muchísimo en el momento. Creo que aún no me lo perdona.

Por si no quedó claro: ¡Rui es un cambiaformas! No he querido narrar el combate final porque básicamente... lo derrotan y ya está, no tiene más poderes interesantes aparte de cambiar de forma; y también por el motivo de este reto: Una historia en la que predomine el diálogo. Esta parte de "investigación" me parecía perfecta, ¡y ha quedado larguísima! He tenido que cortar muchas cosas de la historia original, porque para empezar estaba todo el grupo reunido y tuvieron que averiguar mucho más antes de alcanzar el final.

Me ha gustado mucho este reto, y para quien no se haya dado cuenta: un verbo dicendi son todos esos verbos que usamos en los diálogos (dijo, respondió, susurró, afirmó...) que modifican el habla. El reto consistía en escribir un diálogo cuyas acotaciones fueran todas una acción. ¡Ha sido muy divertido! Me recuerda a aquel reto que hice a principio de año sobre escribir un texto sin usar gerundios.

Aparte de el artículo de Literup, usé esta entrada con un listado para completar información. ¿Me he dejado algún verbo dicendi por ahí? ¿O he puntuado mal algún diálogo? ¡Dejádmelo en los comentarios!

Un saludo y muchas gracias por vuestro apoyo, hasta la próxima <3

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9/21/2020

Querida Leyre:

¡Hola! ¿Qué tal todo? Espero que estés leyendo esta carta antes de comerte los dulces del paquete. Hazme caso, es importante que entiendas por qué te los mando. Que ya sé que eres muy golosa, pero te sabrán mucho mejor una vez conozcas la historia... Pon agua a hervir, y así tendrás té recién hecho para cuando termines de leer. 

¿Se siguen fabricando los hervidores? Son como jarras que se enchufan y calientan el agua de dentro, aunque no me extrañaría que tú tuvieras uno de esos cacharros modernos que la hacen hervir en segundos. Bueno, como sea: no te pregunto cómo estás porque ya me lo cuentas cada vez que llamo. Esto es algo especial, un regalito por tus buenas notas... y porque sé que nos echas de menos. No hay nada mejor para la morriña que dulces caseros, créeme. Eso, y una buena historia. 

¿Te he contado alguna vez cómo conocí a tu madre? Fue hace muchos años, en la capital, cuando aún no era la capital. Eras muy pequeña cuando la viste por última vez, así que no creo que te acuerdes. Por aquel entonces ni siquiera era la ciudad más grande del país, pero estaba llena de vida y de oportunidades a punto de florecer. Jóvenes de todas partes nos reuníamos en sus calles y lo compartíamos todo: nuestras casas, nuestros coches, nuestros sueños... y de una forma u otra todos estábamos conectados, como una telaraña pequeña y compacta que enredaba poco a poco nuestras vidas.

Seguro que sabes de lo que hablo. Cuando tropiezas en la calle con un extraño, cuando te llevas el último paquete de galletas del supermercado, cuando bajas del bus y dejas un asiento libre... de manera invisible tu presencia se cuela en la vida de los demás, y ellos hacen lo mismo contigo. No lo sabíamos entonces, pero tu madre y yo nos conocimos mucho antes de empezar a hablarnos. Aquella noche de otoño, minutos antes de echarle el cierre mi pastelería, una mujer joven y guapa entró a comprar dulces de almendra. Pagó por dos, pero dejó uno de ellos en el mostrador. Y yo me comí el otro.

Probablemente nos viéramos más veces después de aquella, en bares o en colas del súper, nuestras huellas guiándonos el uno hacia el otro... pero pasaron años hasta que le preparé aquellos dulces como regalo de aniversario y ella recordó aquella vez que, apurada, entró a una pastelería a última hora y se olvidó de llevarse un pastel.

No me enrollo más, que el té debe de estar a punto. Prueba ahora los dulces, la receta es la misma que era entonces. Ah, y por cierto, te he preparado más de la cuenta, en caso de que quieras dejar alguno atrás. Quién sabe, quizá en unos años te sorprenda. Este mundo está cada día más y más conectado, créeme. No subestimes el poder de un dulce casero.

Con cariño, papá.



38-Tu protagonista escribe cartas a una niña de otro continente. Escribe un relato epistolar con esta correspondencia.

A ver, os explico: Esta semana ha sido muuuy larga, y han pasado muchas cosas. Para empezar el relato que publiqué en Lektu, La serpiente que devoró la luna, está pegando fuerte. Ha llegado al top 8 en tendencias, y estoy recibiendo un montón de apoyo y críticas positivas... no sabéis lo mucho que os lo agradezco, en serio. Lo que en un principio parecía un fracaso se ha convertido en una de mis mayores motivaciones para seguir escribiendo. 

Y precisamente por eso... he tenido muy poca energía para seguir con los Retos de Literup. No me malinterpretéis: me parecen geniales y me han ayudado muchísimo. Gracias a los retos he conseguido una rutina más o menos estable de escritura (mejorable, ¡pero es una rutina!) y he practicado con géneros e ideas que no pensé que sería capaz de desarrollar. Pero creo que es hora de pasar página, y de empezar a escribir por mi cuenta. 

¿Voy a detener los retos? Por supuesto que no. A cabezonería no me gana nadie. A falta de 14 relatos para cumplir con el reto, y teniendo en cuenta que ya he completado casi el 75% del desafío... no me apetece rendirme. Será una tontería, pero quiero la medallita. Quiero poder decir "eh, que sepas que durante un año hice un reto de escribir un relato por semana, y lo terminé".

Lo que sí quiero decir es que, seguramente, le dedique mucho menos tiempo y esfuerzo a partir de ahora. Pongo por ejemplo este relato. No me gusta, no estoy conforme con él, lo escribí anoche medio dormida y mientras veía streamings en Twitch... pero ahí está, terminado. Por supuesto, si alguno de los temas restantes me llama mucho la atención haré un relato más trabajado, pero creo que este reto se basa más en ganar constancia que en sacar 52 obras de arte. 

Voy a parar ya, que al final voy a escribir más comentario que relato... ¡nos vemos la semana que viene (técnicamente esta) con el siguiente Reto Literup! 

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9/14/2020

La serpiente que devoró la luna



¡Buenas a todos! En especial a toda la gente nueva que ha venido de Twitter, ¡bienvenidos! Espero que vuestra estancia aquí, en el pequeño palacio de un Gato Condensado, esté siendo agradable. 

Como últimamente hay mucha actividad tanto en mi cuenta de Twitter como en el blog, os he preparado algo especial en agradecimiento. ¡Mi segunda publicación en Lektu! Esta vez se trata de un relato corto de horror cósmico, al más puro estilo Lovecraft, que se desarrolla en torno a la constelación Hidra. Estuvo presentado a convocatoria para un concurso, y aunque no hubo suerte sí que es un relato mucho más pulido y trabajado que los que suelo subir al blog. El terror (y, en concreto, el horror cósmico) es mi género predilecto, y me lo pasé genial escribiendo este relato. ¡Espero que os guste!

Podéis encontrarlo en este enlace, subido a la plataforma de Lektu en formato epub/pdf y disponible bajo pago social. ¡No os preocupéis, es completamente gratis! Tan solo hay que dejar un tweet o un post en facebook antes de descargarlo. La plataforma lo hace de forma automática, ¡más cómodo imposible! Esa pequeña publicidad me ayuda muchísimo <3

Y si queréis un acceso rápido al archivo en pdf podéis buscar el manuscrito en la página Archivo, con un enlace directo al pdf.

¡Nada más que decir! Espero que os guste y, por favor, dejad todas las reseñas o críticas constructivas que se os ocurran. Podéis reseñar el relato en Lektu, y dejarme comentarios en esta entrada o directamente en mi Twitter. ¡Y también podéis echarle un ojo a Ojo de Buey, mi novelette publicada en Lektu! Es un texto más largo y más ameno, de ciencia ficción y fantasía, me haría mucha ilusión que lo leyerais. 

Un saludo y muchísimas gracias por vuestro apoyo <3 ¡Hasta la próxima!

9/11/2020

Agencia de Héroes, II

No veía a nadie más. Creí que estaba sola. Al menos, todo lo sola que se puede estar en una escena del crimen, con un cadáver hinchado y de gesto grotesco postrado en la cama. Pero aún así sentía que algo me observaba, algo siniestro que impregnaba las sábanas y se filtraba entre las persianas cubiertas de polvo. Y es que en este mundo de héroes no te puedes fiar ni de tus sentidos ni de aquello que parece obvio, así que tuve que pedir refuerzos. Por si acaso.

La Agencia de Yamane Emi había abierto recientemente, pero ya se había hecho eco entre los agentes de la ley por su reciente éxito en el atraco de Ginza. Yo ya la conocía de antes, y precisamente por eso me sorprendía tanto su fama: Emi no podía ser una buena jefa. Nunca fue una investigadora de nivel, ni una policía portentosa; y sus poderes, aunque interesantes, se quedaban cortos a la hora de luchar contra villanos. Se hizo evidente cuando Emi apareció en el hotel con el tobillo vendado, riendo y alegando que se lo había torcido al caer mientras trepaba una tubería... pero Emi tenía algo especial, y era su capacidad para toparse con talentos extraordinarios. Así que la razón de su éxito tenía que deberse, sin duda, al resto de su equipo.

Y aún así solo vino con dos de sus héroes. Una muchacha tímida, de cabello rosado y mejillas redondas, que se presentó como Nanami Ayaka; y un chico-gato sin camisa que simplemente usó su nombre de héroe: Magneko. Original, pero algo vulgar. Yo también hice lo propio.

— Mi nombre es Nitta Mayu y soy la forense de este caso — expliqué frente a la entrada del hotel —. Os he convocado aquí por mi seguridad, ya que últimamente hay asaltos violentos por la zona, y para que ayudéis con la investigación. Por favor, seguidme.

Les guié hasta la escena del crimen: La habitación 302 de un Love Hotel de Akihabara. Un hombre de mediana edad, al que habíamos identificado como Ogura Takeru, se encontraba desnudo en la cama con una soga al cuello y sangre en la comisura de los labios. A su lado un montón de toallas limpias y una carátula de un DVD porno. 

— Bueno, parece obvio — dijo el chico gato inclinándose sobre el cadáver —. Quiero decir, tiene pinta de que ha sido un... accidente.
— No tan rápido —. Me puse los guantes y abrí la caja del DVD —. El disco sigue dentro y las toallas aún están dobladas. Es un montaje.
— ¿Y la cuerda? — preguntó Nanami, algo cortada. 

Me acerqué al cuerpo y separé con cuidado la soga del cuello. Estaba atada con firmeza, pero las marcas que había debajo eran amplias e irregulares.

— Como sospechaba, también la añadieron luego. Parece que lo estrangularon con las manos, y me atrevería a decir que esa es la causa de la muerte. Aunque claro, para confirmarlo necesitaríamos una autopsia.

Me retiré el guante para tocar el cadáver con las manos desnudas, y un pequeño tintineo se difuminó en el aire. Congelar en el tiempo objetos inertes parecía un poder inútil, pero venía bien para conservar cadáveres... o para mantener caliente el almuerzo. Al menos, esos son los únicos usos que le he encontrado. Me dirigí al baño para lavarme las manos, pero la voz de Emi me interrumpió antes de que pudiera abrir el grifo.

— ¡Mayu-chan, mira! ¡En las sábanas!
— Emi, aunque nos conozcamos de antes y sea más joven que tú, agradecería que me hablaras con propiedad... — respondí irritada, pero me detuve al instante al ver lo que me estaba señalando —. Vaya. Bien visto. Ten cuidado, no la toques.

En las sábanas blancas había quedado una leve impresión de una huella de dedos grandes y rechonchos. Me fijé en las manos de Ogura Takeru, finas y huesudas, que no correspondían con las que se habían quedado en la tela. Pero sí con las que estaban marcadas en su cuello.

— Está bien, llamaré al resto del equipo para que le saquen huellas dactilares a esto. Vosotros, deberíais investigar por la zona. A ver si alguien vio a la víctima entrar en el hotel, o si el recepcionista quiere soltar algo. Os esperaré en la entrada. Tened cuidado.

Emi saltó ilusionada y bajó corriendo las escaleras, bramando órdenes al resto de su equipo. Magneko se despidió con una sonrisa llena de colmillos, y Nanami con una profunda reverencia. De nuevo me había quedado sola con el cadáver, y aún así... aún así sentía que algo me estaba observando, que algo no terminaba de encajar. Era un caso sencillo, ¿verdad? Una vez analizáramos las huellas tendríamos a nuestro asesino, y con la investigación de Emi completaríamos el resto de la historia. ¿Entonces, por qué siento que algo falla?

Pasó media hora hasta que la policía forense llegó a la escena y reveló lo que no encajaba, pero entonces ya era demasiado tarde. 

Nuestro asesino no tenía huellas dactilares.



37-Escribe un relato policíaco que empiece con “No veía a nadie más. Creí que estaba sola”.

Buenas tardes... la verdad es que esta ha sido una semana complicada para mí. No tengo fuerzas para escribir, y esto es todo lo que he podido sacar. Como es obvio, la historia está incompleta. El reto 38 es epistolar y no me vale, pero el 39 es un reto de diálogo y creo que ahí puedo cuadrar el resto de la investigación, ya que básicamente consiste en los personajes caminando por Akihabara y hablando con gente para obtener información. 

Sí he de decir que, aunque me encante escribir en primera persona, creo que ese inicio de relato no cuadraba nada con mi estilo y he tenido que usar una primera persona muy extraña y poco fluida... lo siento mucho. La verdad es que no doy para más.

Nos vemos la semana que viene.

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9/06/2020

Agencia de Héroes, I

Por las calles de Shinjuku caminaba un hombre que tenía alas negras. Las llevaba plegadas a la espalda y una de ellas estaba parcialmente vendada en la unión con el omóplato, bordeada por un pequeño reguero de sangre; y aún así a nadie parecía llamarle especialmente la atención. Aunque la mayoría de los transeúntes tenían un aspecto ordinario de vez en cuando Tenshi se cruzaba con personas de apariencia peculiar, como una niña con la piel cubierta de hojas o una mujer con rasgos de mapache. Las alas heridas de Tenshi no eran más que una rareza esperada en un mundo de lleno de rarezas, así que, en realidad, lo que más llamaba la atención de él era que llevaba gafas de sol aunque ya era casi de noche.

Shinji llevaba un rato en la puerta de la estación, recostado contra una de las columnas de la entrada y haciendo rodar una pequeña esfera de agua entre sus dedos. Se había cambiado de ropa, pero seguía llevando su característico pañuelo rojo atado en la cabeza. En cuanto vio a su compañero le saludó desde lejos y esperó a que este se acercara. 

— La jefa dijo que había que ir de incógnito — dijo Shinji con una sonrisa mientras señalaba las alas —. Aunque la verdad es que cuesta reconocerte sin...
— Sin la chupa de cuero, lo sé. Yo también me siento raro sin ella — Tenshi encogió los hombros para recolocar las alas —. ¿Y Shun? 
— Dentro, supongo.

Tenshi sacudió la cabeza y entró a buscarlo. Shun esperaba en un banco cercano, vestido con vaqueros negros y un jersey azul de rayas. Llevaba el cuello decorado con collares de piedras, y sus guantes no le cubrían la punta de los dedos.

— Vaya — Tenshi no pudo contener una sonrisa —. Te queda bien el... eh... no uniforme.
— Gracias — Shun se rió, sonrojándose —. Tú también estás genial, aunque he de decir que echo de menos la...
— La chaqueta, sí —. Esta vez fue Shinji el que los interrumpió, dando una fuerte palmada entre ambos —. Menos charla y más trabajo, que no quiero estar aquí toda la noche.

La actitud de Shun cambió de pronto, dejando caer la sonrisa coqueta y cambiándola por una seria fachada.

— Está bien. Dejad que hable yo, vosotros solo me seguís. No toquéis nada, no os separéis de mí y, por favor, que nadie llame la atención. ¿Queda claro?

Ambos asintieron y los tres se perdieron por las calles de Shinjuku. En apariencia solo es un barrio turístico y comercial, pero entre sus callejones se esconden bares que solo los naturales de Tokio frecuentan, locales de ramen en los que solo caben tres parroquianos y negocios de origen y propósito cuestionable. El bullicio de la ciudad se adormecía conforme más se adentraban en la telaraña de edificios, y justo cuando el mundo parecía haberse quedado en silencio Shun giró una esquina y se metió en un pequeño local.

Era estrecho, muy estrecho; tan solo una barra de bar con taburetes que casi bloqueaban por completo el pasillo. Al fondo había una pequeña puerta y unas escaleras ascendentes, en las que descansaba una mujer mayor fumando un cigarrillo. Su solo aliento llenaba el local de humo pero no lograba camuflar el olor a pescado, soja y especias. El único cliente, un hombre con los ojos inusualmente brillantes, se encontraba sentado en la otra esquina sorbiendo fideos blancos y carnosos de un cuenco de caldo humeante, con una gamba rebozada flotando en su superficie. Ninguno de los dos se inmutó cuando Shun se sentó en la barra, lo más cerca que pudo de la mujer.

— Ponme una cerveza — pidió, dejando un puñado de monedas sobre la superficie de madera.

La mujer se incorporó despacio y sacó un botellín de Asashi junto con un abrebotellas viejo. Shun destapó la bebida y se guardó la chapa en el bolsillo para sacar otra idéntica, pero de color negro. La mujer recogió la chapa y las monedas y en su lugar dejó un papel con dos kanjis garabateados: Seiryū. Shun se bebió la cerveza de un trago y abandonó el local sin mediar palabra.

— Vaya, qué pena —. Shun habló en cuanto se encontró suficientemente lejos del local —. Siempre me mandan al Este. Supongo que no le interesa revelarme el resto de emplazamientos.
— ¿Entonces está aquí? ¿Nos va a recibir?
— Claro. Probablemente ya sabía que veníamos.

Shun hizo un gesto y les guió a través del barrio hasta alcanzar un edificio alto y estrecho que estaba escondido en un callejón. Allí ni siquiera llegaba la luz de las farolas, así que las manos de Shun se iluminaron para desvelar la escena. Al fondo, junto al lado de la puerta y escondido entre las sombras, un único hombre les observaba.

— Las armas al suelo — gritó en cuanto supo que ya le habían visto —. Los otros dos, entregadme algo que confirme vuestra identidad. Cualquier carné con foto y nombre me vale.
— Lo de las armas lo entiendo, ¿pero lo del carné? — Tenshi sacó una tarjeta de su cartera y se la ofreció, vacilante.
— Os lo devolveré en un momento, tranquilo. Ya puedes pasar.

Shun entregó la pistola y Shinji un carné, aunque también creó una pequeña daga de agua que podía esconder dentro de la manga y deshacer en cualquier momento. El hombre cerró la puerta tras ellos y señaló las escaleras, indicando que ya podían subir. No les dejó detenerse ni en el primero ni en el segundo piso, pero se paró justo al llegar al tercero. Ahí esperaba una puerta blindada que contrastaba con el aire abandonado y viejo del resto del edificio.

El guardia la abrió, dejó los carnés y la pistola sobre la única mesa y abandonó la sala. Ahí, sentado frente al escritorio y con una copa de licor en la mano, un hombre extranjero les sonreía con una amabilidad embriagadora y disonante. Tenía los labios finos y los ojos azules, el pelo rubio oscuro engominado ligeramente hacia atrás, y llevaba un reloj de oro en la muñeca derecha. Saludó y señaló a las sillas que tenía delante mientras tomaba los carnés. Los descartó de un único vistazo, entregándoselo de vuelta a sus propietarios.

— Vaya vaya, veo que sois nuevos en este mundillo. No recordaba vuestras caras, y yo lo recuerdo todo... ¿Qué necesitáis, jóvenes héroes?

Tenshi hizo el amago de hablar, pero Shun le detuvo con un gesto brusco. Hablaba él, siempre tenía que hablar él. Sabía las consecuencias de permitir que otros hablaran primero.

— Déjate de rodeos, Arlequín. Ya lo sabes. Queremos información sobre el incidente en Akihabara. 
— Yo tengo toda la información que necesito, chicos —. El Arlequín se lamió los labios, haciendo girar su copa de licor sobre la mesa—. La verdadera pregunta es: ¿cuanto estáis dispuesto a pagar por ella?



36-Haz una historia que integre una descripción de la mejor comida que has probado nunca

¡Buenos días! Dejo esta entrada programada porque, por un pequeño fallo de planificación y circunstancias, al final he terminado este relato antes que el reto nº35... ¡Espero no olvidarme de twittear esto el domingo!

Este reto ha sido muy especial para mí porque esta vez no he tenido que inventarme una historia... ¡estoy narrando algo que pasó en una partida de rol! Hace un par de años conseguí que mis mejores amigos me dejaran dirigir una partida basada en Boku no Hero, con un sistema completamente diseñado por mí (que por cierto, seguramente suba una entrada al respecto en septiembre...), y esta es una de las partidas de investigación que jugamos. Una curiosidad: la improvisé entera. Lo que al principio pretendía ser una incursión rápida por las calles de Shinjuku en busca de mi Arlequín, terminó convirtiéndose en una partida de dos horas y media llena de tensión. Esto que leéis es solo una adaptación de lo que ocurrió al principio.

Y escogí escribir sobre esto porque, aunque no estoy segura de que sea la mejor comida que he probado nunca, la cocina japonesa nunca me falla. Y el udon es uno de mis platos favoritos: unos fideos gruesos servidos en caldo que suelen venir acompañados de gambas rebozadas, verduras, carne... Se me hace la boca agua solo de imaginarlo.

¿Cual es la mejor comida que habéis probado nunca? Para mí hay muchas, porque de verdad que me encanta comer. Podría haber hecho este relato hablando de scones, cocina portuguesa, ajoblanco, arroz a la cubana... 

Por cierto, por si no os habíais dado cuenta, ¡este relato es una primera parte! No quería explicar el "incidente" en Akihabara porque me iba a quedar muy largo, pero entonces vi que el reto 37 es un relato policíaco y me viene de perlas. ¡Así que nos vemos la semana que viene con la continuación! 

Un saludo a todos <3

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9/03/2020

La canción del bosque

El bosque no se pisa. El bosque se bordea aunque tardes una hora más en llegar a casa, el bosque no se mira aunque llantos implorantes te llamen desde los matorrales. Está rodeado por una cerca de piedras viejas que se encuentra derruida en algunas zonas, y sin embargo nada parece poder salir. De vez en cuando se oyen canciones, como silbidos que danzan entre los árboles y forman una melodía lenta y etérea. No se escucha, no se tararea. El bosque se ignora y la vida sigue sin él.

Pero a veces los peligros que una encuentra aquí fuera son peores que las leyendas que se cuentan sobre el bosque. Y a mí se me ha impuesto el miedo a los hombres. Esta noche tuve que decidir entre quedarme en el pueblo —y recibir los golpes, y tragarme la sangre—, o huir hacia aquello de lo que siempre me han advertido. La elección fue clara. Corrí hacia el bosque.

Por fortuna la abuela me ha contado mil historias sobre este lugar maldito, en caso de que algún día me encontrara perdida en su espesura. Hay que caminar siempre hacia la derecha, y si necesitas cambiar de dirección debes dar una vuelta completa. No alimentes a los animales, no tomes frutos de los árboles —y si son amarillos, sal corriendo y no mires atrás—, no metas el pie en círculos de setas y, sobre todo, no hables con nadie. No hay humanos en el bosque, aunque tengan rostros amigables y parezcan necesitar ayuda. Las hadas mienten y te embaucan, te raptan y borran tu existencia de las mentes de los hombres. En las noches de luna nueva, los portales se abren y las hadas tienen hambre.

Y hoy el cielo no tiene luna. El bosque está inusualmente tranquilo y su extraña melodía se escucha a la vez clara y distante, como un sonido ambiente que no parece tener un único origen. Es como si los árboles cantaran, o como si algo dentro de ellos pudiera cantar; voces minúsculas que susurran al unísono. Y algo en su música parece llamarme, me guía a traves de sus caminos enredados. Mis pasos no tropiezan en piedras ni raíces a pesar de que deambulo a ciegas, pero no evita que pise dentro de uno de los círculos de setas.

Pero nada ocurre. Me adentro, y aunque el bosque parece haberse quedado en silencio nada más parece cambiar. Así que me coloco en el centro y duermo. El viento me arropa y me envuelve, la tierra se mece y se curva a mi alrededor. Las horas pasan y sueño con una oscuridad infinita y eterna hasta que algo me despierta.

— Señorita — susurra una voz —. ¿No tenías un peor sitio dónde dormir?

Frente a mí se alza una figura esbelta y brillante, de cabellos rojizos y sonrisa dulce. Viste con ropas que resultan familiares y a la vez dan una impresión extraña, como si alguien se estuviera disfrazando de humano. 

— Deberías marcharte antes de que te ocurra algo malo, pequeña. Ven, puedes salir si...
— Mi nombre es Alicia.

Los ojos del fae se iluminan con un brillo feroz. Él lo sabe. Distingue cuando alguien miente, pero también siente cuando le otorgan un nombre real. Le sorprende, incluso. Hacía siglos que nadie le decía la verdad.

— Niña, ¿no te han advertido sobre darle tu nombre a las hadas? — El hombre frunce el ceño mientras regaña —. Tienes suerte de que hoy me encuentre de buen humor, porque el poder que tengo ahora sobre ti...
— Dicen que si un hada te lleva, desapareces. Nadie te recuerda.

El fae interrumpe su discurso. Se arrodilla para ponerse a la altura de mis ojos.

— Algo así, sí.
— Y que si acepto algo vuestro, jamás podré marchar —. Extiendo la mano en su dirección, pero él no la toma. De hecho, retrocede —. ¿Cómo funciona eso? ¿Qué pasaría si alguien quisiera llevarme?
— No podrían — dice entrecerrando los ojos —. ¿Acaso huyes de algo?

No respondo. No hace falta. Tras unos segundos de silencio el hombre se incorpora e inspira hondo. Las setas que forman el círculo vibran suavemente.

— Ya me has dado tu nombre, así que no podemos hacer mucha cosa. Dame la mano, Alicia. Y no volverás a existir. 

El mundo en el exterior del círculo se derrumba y un terror visceral me agarrota el cuerpo. Algo me dice que huya, y sé que podría huir. La mirada del hada es benévola y compasiva, como si esperara que me diera la vuelta. Pero no puedo hacerlo. Lo desconocido me da miedo, pero lo que me espera al volver... es algo que ya conozco. Algo que temo de verdad.

Tomo su mano y, por primera vez en mi vida, siento que puedo respirar.



35-Escribe un relato que ocurra en luna nueva y que este hecho tenga consecuencias para la trama.

¡Lo siento muchísimo! Este relato llega una semana tarde porque ya tenía otra idea para el reto, pero a última hora decidí presentarla a un concurso. Se supone que daban los resultados durante esta semana y mi plan era esperar al fallo para poder publicarlo por mi cuenta, pero resulta que no salen hasta la semana que viene... así que al final he tenido que escribir esto a toda prisa. ¡Pero no os preocupéis! Cuando me den los resultados publicaré el relato aquí (suponiendo que no he ganado), y en el improbable caso de que salga vencedor... pues os haré publicidad de mi librito :3

No tengo mucho que decir sobre este relato, aparte de que lo he escrito en dos noches y con mucho, mucho sueño. Mañana tengo un examen importante y llevo toda la semana estudiando, así que pido disculpas por la sencillez del mismo... Dentro de poco por fin tendré vacaciones y mi plan es subir muchas cosas al blog, así que estad atentos.

Por cierto, ¡un saludo a toda la gente de twitter! Durante la semana pasada gané muchos seguidores, y la verdad es que me da algo de corte <3 Muchísimas gracias a todos por vuestro apoyo, ¡espero no decepcionaros!

¡Un saludo y hasta dentro de unos días! Que el relato 36 ya está escrito y lo tengo programado para este domingo, para que nadie se queje de que no voy al día con los retos...

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