12/31/2020
El fin
12/28/2020
Veinte metros nada más
12/23/2020
Estrellas de cristal
O casi igual que ayer.
—¡Antonio! —gritó por pasillo— Esto sí que no, ¿me oyes? Ya te estás pasando.
—¿De qué hablas? —respondió una voz desde el baño.
—¡El adorno que compramos en Berlín! Me da igual lo que hayas hecho con los otros, pero como hayas roto este...
Tras unos segundos de silencio y un sonido de cisterna, Antonio salió del baño. Se acercó al salón frotándose los ojos.
—Buenos días a ti también. ¿Qué ocurre ahora?
—El adorno de cristal. —Benito señaló a una zona del árbol que parecía inusualmente despoblada—. Es el tercero que desaparece en esta semana.
—¿Y qué me quieres decir con eso?
—No están en el suelo. ¿Habrán rodado bajo el sofá?
Benito detuvo su berrinche durante unos instantes para arrodillarse sobre la alfombra y buscar en el oscuro hueco bajo el sofá. Tras unos segundos de silencio se incorporó, más furioso que antes.
—¿¡Cómo va a rodar bajo el sofá si tiene forma de estrella!? ¿Me estás mareando a propósito?
—¿Y por qué no? —preguntó Antonio, paseándose por el salón y mirando en los rincones más extraños—. Tienen que estar por aquí en alguna parte, ¿verdad? Deberíamos seguir buscando.
—¿Es por lo del otro día, a que sí? —Benito respondió de pronto con una voz angustiada e iracunda—. La tontería esa de que soy un maniático y de que ando siempre quejándome... ¡Pues mira, lo soy, y a mucha honra! ¿Estás contento?
Antonio dejó de buscar y bajó la mirada, decepcionado.
—Lo siento. Es mi culpa. Tendría que haberlo pensado mejor.
—¡Lo sabía! Los has roto y no me lo quieres decir. Creí que teníamos confianza, Antonio. Después de tantos años...
—Benito, calla. —Antonio se acercó y le agarró de los hombros con firmeza, mirándole fijamente—. Te he dicho que no he roto los adornos. Seguro que han rodado bajo el sofá.
—¿Me ves cara de imbécil? Te he dicho que no hay forma de que salgan rodando.
—Benito —repitió con voz serena—. Que mires bajo el sofá.
Con una mueca disgustada Benito volvió a agacharse, mascullando entre dientes.
—Qué asco. Solo hay pelusas, papeles y envoltorios de polvorón. Anda, y las pilas del mando.
—Mira los papeles.
—¿Quieres que meta la mano ahí? —alzó la cabeza con expresión angustiada, y Antonio asintió.
Agarró el papel más cercano a regañadientes y sacó un sobre de papel ligeramente polvoriento. Miró al sobre unos instantes, luego a Antonio (que aún parecía impasible) y luego otra vez al sobre. Lo abrió con cautela. En su interior había dos billetes de avión.
—Feliz aniversario, cariño —rió Antonio, acariciando con cariño la espalda encorvada de Benito—. Y haz las maletas ya, que el vuelo sale esta noche. De verdad, no me puedo creer que hayas tardado tres días en buscar los adornos...
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12/13/2020
Impostores
12/08/2020
El imperio de las cuatro esquinas
12/04/2020
Los milagros de Eiser
¡Buenos días! Hoy toca ser valiente y liberar, al fin, un relato que llevo guardando en el cajón durante un par de meses ya. Me da miedo que lo rechacéis porque este es el relato que más me gusta de todos los que he escrito este año, y claro, para una cosa de la que me siento orgullosa... no quiero echarla a los leones. Pero creo que es el momento. Os presento:
Los milagros de Eiser es un relato corto de ciencia ficción que trata sobre la vida de un androide y de su creadora, Eiser. Lo presenté a una convocatoria que buscaba relatos sobre científicos locos y terror, y creo saber el motivo de su rechazo: porque es muy malo porque no da nada de miedo. Me centré demasiado en la ciencia-ficción, en lo divertido que era escribir sobre inteligencia artificial, así que el factor de terror me quedó un poco flojo. A mi parecer genera más angustia o tristeza que terror, pero así aprendo para la próxima.
Creo que puede gustar incluso a aquellos que no son muy aficionados a la sci-fi, ya que casi no tiene términos técnicos y se centra mucho en las sensaciones y sentimientos de las protagonistas. Pero por supuesto es algo que un fan de la ciencia puede disfrutar, con pequeñas referencias a conceptos específicos como el machine learning y el funcionamiento de los algoritmos.
Como siempre tenéis el relato en Lektu como pago social. Es decir, completamente gratuito y en versión epub, pdf y mobi; tan solo tenéis que dejar un tweet o un mensaje en facebook para recibir el relato. Es un proceso muy sencillo que hace la página automáticamente y que me ayuda muchísimo para la difusión.
Pero si tenéis problemas o queréis un acceso rápido, recordad que tengo todos mis relatos en la pestaña Archivo del blog ;3
¡Un saludo! Espero que os guste.
12/01/2020
«¿Existiré mañana?»
Hoy abrí los ojos y el mundo se descubrió ante mí borroso, oscuro y distorsionado. Incluso los colores habían cambiado con respecto a la noche anterior, sintiendo la ausencia de aquellos más cálidos y descubriendo otros que no era capaz de nombrar. Pero sí conseguí ubicar la luz del sol que asomaba tras las cortinas, y con esa referencia comprendí que aún seguía en la cama. Notaba la piel tirante y seca, y los músculos de mis piernas estaban flexionados sobre el colchón como si ya me hubiera puesto en pie, y tampoco podía girar la cabeza. Suspiré, o al menos intenté suspirar sin nariz y sin labios por los que exhalar el aire. Iba a ser un día muy largo.
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