9/03/2020

La canción del bosque

El bosque no se pisa. El bosque se bordea aunque tardes una hora más en llegar a casa, el bosque no se mira aunque llantos implorantes te llamen desde los matorrales. Está rodeado por una cerca de piedras viejas que se encuentra derruida en algunas zonas, y sin embargo nada parece poder salir. De vez en cuando se oyen canciones, como silbidos que danzan entre los árboles y forman una melodía lenta y etérea. No se escucha, no se tararea. El bosque se ignora y la vida sigue sin él.

Pero a veces los peligros que una encuentra aquí fuera son peores que las leyendas que se cuentan sobre el bosque. Y a mí se me ha impuesto el miedo a los hombres. Esta noche tuve que decidir entre quedarme en el pueblo —y recibir los golpes, y tragarme la sangre—, o huir hacia aquello de lo que siempre me han advertido. La elección fue clara. Corrí hacia el bosque.

Por fortuna la abuela me ha contado mil historias sobre este lugar maldito, en caso de que algún día me encontrara perdida en su espesura. Hay que caminar siempre hacia la derecha, y si necesitas cambiar de dirección debes dar una vuelta completa. No alimentes a los animales, no tomes frutos de los árboles —y si son amarillos, sal corriendo y no mires atrás—, no metas el pie en círculos de setas y, sobre todo, no hables con nadie. No hay humanos en el bosque, aunque tengan rostros amigables y parezcan necesitar ayuda. Las hadas mienten y te embaucan, te raptan y borran tu existencia de las mentes de los hombres. En las noches de luna nueva, los portales se abren y las hadas tienen hambre.

Y hoy el cielo no tiene luna. El bosque está inusualmente tranquilo y su extraña melodía se escucha a la vez clara y distante, como un sonido ambiente que no parece tener un único origen. Es como si los árboles cantaran, o como si algo dentro de ellos pudiera cantar; voces minúsculas que susurran al unísono. Y algo en su música parece llamarme, me guía a traves de sus caminos enredados. Mis pasos no tropiezan en piedras ni raíces a pesar de que deambulo a ciegas, pero no evita que pise dentro de uno de los círculos de setas.

Pero nada ocurre. Me adentro, y aunque el bosque parece haberse quedado en silencio nada más parece cambiar. Así que me coloco en el centro y duermo. El viento me arropa y me envuelve, la tierra se mece y se curva a mi alrededor. Las horas pasan y sueño con una oscuridad infinita y eterna hasta que algo me despierta.

— Señorita — susurra una voz —. ¿No tenías un peor sitio dónde dormir?

Frente a mí se alza una figura esbelta y brillante, de cabellos rojizos y sonrisa dulce. Viste con ropas que resultan familiares y a la vez dan una impresión extraña, como si alguien se estuviera disfrazando de humano. 

— Deberías marcharte antes de que te ocurra algo malo, pequeña. Ven, puedes salir si...
— Mi nombre es Alicia.

Los ojos del fae se iluminan con un brillo feroz. Él lo sabe. Distingue cuando alguien miente, pero también siente cuando le otorgan un nombre real. Le sorprende, incluso. Hacía siglos que nadie le decía la verdad.

— Niña, ¿no te han advertido sobre darle tu nombre a las hadas? — El hombre frunce el ceño mientras regaña —. Tienes suerte de que hoy me encuentre de buen humor, porque el poder que tengo ahora sobre ti...
— Dicen que si un hada te lleva, desapareces. Nadie te recuerda.

El fae interrumpe su discurso. Se arrodilla para ponerse a la altura de mis ojos.

— Algo así, sí.
— Y que si acepto algo vuestro, jamás podré marchar —. Extiendo la mano en su dirección, pero él no la toma. De hecho, retrocede —. ¿Cómo funciona eso? ¿Qué pasaría si alguien quisiera llevarme?
— No podrían — dice entrecerrando los ojos —. ¿Acaso huyes de algo?

No respondo. No hace falta. Tras unos segundos de silencio el hombre se incorpora e inspira hondo. Las setas que forman el círculo vibran suavemente.

— Ya me has dado tu nombre, así que no podemos hacer mucha cosa. Dame la mano, Alicia. Y no volverás a existir. 

El mundo en el exterior del círculo se derrumba y un terror visceral me agarrota el cuerpo. Algo me dice que huya, y sé que podría huir. La mirada del hada es benévola y compasiva, como si esperara que me diera la vuelta. Pero no puedo hacerlo. Lo desconocido me da miedo, pero lo que me espera al volver... es algo que ya conozco. Algo que temo de verdad.

Tomo su mano y, por primera vez en mi vida, siento que puedo respirar.



35-Escribe un relato que ocurra en luna nueva y que este hecho tenga consecuencias para la trama.

¡Lo siento muchísimo! Este relato llega una semana tarde porque ya tenía otra idea para el reto, pero a última hora decidí presentarla a un concurso. Se supone que daban los resultados durante esta semana y mi plan era esperar al fallo para poder publicarlo por mi cuenta, pero resulta que no salen hasta la semana que viene... así que al final he tenido que escribir esto a toda prisa. ¡Pero no os preocupéis! Cuando me den los resultados publicaré el relato aquí (suponiendo que no he ganado), y en el improbable caso de que salga vencedor... pues os haré publicidad de mi librito :3

No tengo mucho que decir sobre este relato, aparte de que lo he escrito en dos noches y con mucho, mucho sueño. Mañana tengo un examen importante y llevo toda la semana estudiando, así que pido disculpas por la sencillez del mismo... Dentro de poco por fin tendré vacaciones y mi plan es subir muchas cosas al blog, así que estad atentos.

Por cierto, ¡un saludo a toda la gente de twitter! Durante la semana pasada gané muchos seguidores, y la verdad es que me da algo de corte <3 Muchísimas gracias a todos por vuestro apoyo, ¡espero no decepcionaros!

¡Un saludo y hasta dentro de unos días! Que el relato 36 ya está escrito y lo tengo programado para este domingo, para que nadie se queje de que no voy al día con los retos...

Si quieres saber qué es el Reto Literup, haz click en este enlace.

1 comentario:

  1. ¿Fantasía con toques de terror? Sign me in. Genial como siempre, espero que te vaya bien en el examen :)

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