9/26/2020

Agencia de Héroes, III

—¡Vamos, vamos! ¡Daos prisa! ¡Tenemos mucho que investigar!
—Jefa, me parece que estás demasiado emocionada —. Nejiko arrugó el hocico mientras bajaba las escaleras —. Al fin y al cabo acaban de asesinar a alguien.
—Se llama pasión por el trabajo, Magneko. No me sorprende que no lo conozcas.

Emi bajó de un salto los últimos escalones, aterrizando primero sobre el tobillo que no estaba roto... y luego en el otro. Se deshizo de la mueca de dolor antes de girarse con gesto teatral.

—¡V-vale! No os peleéis. Primero tenemos que hablar con el recepcionista. Seguro que tiene información sobre quién entró anoche al hotel.

Emi actuaba como si el recepcionista no estuviera ahí mismo, a menos de tres metros, escondido detrás de un mostrador oscuro y desgastado. El espacio estaba desordenado y sucio, cubierto de envoltorios de chicle y envases de ramen vacíos; y en una esquina, casi invisible, reposaba una pequeña televisión portatil que tenía la pantalla amarillenta. El hombre no le quitaba la vista de encima.

—¡Buenos días, señor recepcionista! — Emi se inclinó sobre el mostrador posando las manos desnudas sobre la superficie pegajosa, que retiró rápidamente —. Estamos investigando el... incidente, y queríamos saber si vio a la víctima anoche.
—No. — Ni siquiera levantó la cabeza.
—Ah, ¿estaba otra persona en recepción?
—No. Yo tengo el turno de noche.
—Entonces...
—Señorita, no me fijo en la cara de los clientes. Este es un local discreto. Y, por supuesto, tampoco tenemos registros.

Emi hinchó las mejillas, frunció el ceño y se dio la vuelta. 

—¡Pues nada! Ya encontraremos información en otra parte.
—Espere, Yamane-sama, creo que tengo una idea —. Nanami se acercó tímidamente al mostrador y se aclaró la garganta para llamar la atención —. Disculpe, señor recepcionista. ¿Recuerda haber entregado alguna llave anoche?
—Por supuesto. Dos llaves, de hecho.
—¿Y recuerda qué estaban echando en la tele en ese momento?
—Ah, sí... — La mirada del hombre cambió de pronto a una más soñadora y complacida —. La primera fue al principio de la noche, y estaban emitiendo el capítulo 17 de la segunda temporada de Volátiles. Yo no suelo ver series románticas, pero estaba bastante bien. La segunda fue de madrugada, durante la película de Samurais Justicieros III... todo un clásico. Recuerdo que me interrumpió la mítica escena en la que el sensei es ejecutado. ¿Has visto esa peli? Una chica tan mona como tú...
—¡Gracias, que tenga un buen día! — Nanami se giró con una sonrisa de oreja a oreja —. ¡Ya está! Solo hay que mirar la programación de anoche.
—Estoy en ello —. Nejiko tomó el móvil entre sus garras y esperó unos segundos —. 11:20 de la noche y 3 de la mañana. Algo es algo. 
—¡Perfecto! Ahora tenemos encontrar a alguien que les viera entrar a esas horas. ¡Seguidme!

Emi había pasado de montar una pataleta a recuperar la ilusión en tan solo treinta segundos, y entonces fue cuando salió corriendo del hotel. Fuera, en la calle, las pocas personas que frecuentaban el barrio tan temprano empezaban a abrir sus negocios. Puestos de comida, atracciones para turistas... y la cafetería que había delante tenía fuera una pequeña mesa con muestras de pastel. Una elegante chica-conejo los repartía con las orejas gachas, que alzó rápidamente en cuanto vio al grupo acercarse.

—¡Buenos días! ¿Os interesa un poco de tarta? ¡Son caseras!
—Me llamo Nejiko, encantado. — El hombre-gato extendió las zarpas y le lanzó un sutil guiño —. Pero puedes llamarme... Magneko. Es mi nombre de héroe.
—¡Vaya! ¿Sois héroes? — La joven sacudió los bigotes, interesada —. Que pasada. Yo me llamo Rui y soy camarera.
—Perfecto, señorita Rui, pues nos preguntábamos si habías visto a gente entrar o salir del hotel anoche. Estamos investigando.
—Hmm... — Se acarició la oreja izquierda, pensativa —. Pues no, porque yo acabo de llegar hace nada. Pero conozco a mucha gente por aquí que trabaja de noche, podría ir con vosotros y preguntar.
—Claro, acompáñanos. No hay ningún problema, ¿verdad, jefa?
—¿Supongo? — Emi miró a Nanami, que se encogió de hombros con exasperación —. En principio, y si nos puede ayudar...
—¡Pues no hay problema! Señorita Rui, si nos hace el placer... 

Nejiko le ofreció el brazo y la chica lo aceptó con una risita de vergüenza. Mientras caminaban Rui les guió por el barrio, contando curiosidades sobre los edificios más antiguos y algún que otro cotilleo sobre sus habitantes. Se detuvo delante de una pared decorada con grafitis, cerca de un hombre con una cámara de fotos al cuello que estaba colocando adornos de atrezzo por los alrededores. 

—Aquí —. Rui saludó de lejos al hombre y él se acercó —. Kishimoto-san y su mujer son fotógrafos, y están casi todo el día por la zona. A lo mejor vieron algo, o incluso lo captaron en cámara.
—Ah, mira a quién tenemos aquí —. El hombre sonrió dejando ver una boca llena de dientes ligeramente torcidos, pero limpios —. ¿Vienes a traernos tarta, Rui? Prometo que esta vez le dejo algo a mi señora.
—Luego te la traigo, tranquilo —. Rui se rió suavemente antes de señalar al resto del grupo —. En realidad estoy aquí porque estos detectives están buscando a alguien, y nos preguntábamos si podíamos revisar tus fotografías de anoche.
—¡Por supuesto! ¡Sois los héroes de Ginza! Os vi ayer en las noticias. Es un placer ayudar a las autoridades.

No tardaron mucho en localizar lo que estaban buscando. A las 11:03 de la noche la víctima aparecía en el fondo de una imagen, detrás de dos turistas que asomaban la cabeza sobre placas de cartón que simulaban kimonos... y a su lado, con una sonrisa feroz y casi mirando a cámara, una despampanante mujer rubia que le sujetaba del brazo. Rui soltó un grito de exclamación al verla.

—¡La conozco! Creo que es camarera en el bar de alterne, o trabaja en el hotel como... acompañante —. Apartó la mirada avergonzada. — No me acuerdo bien, pero podría ir a preguntar y que me acompañe Nejiko, que yo conozco a la madame. Vosotras dos podéis ir al bar y ver si la reconocen allí.

Antes de que Emi pudiera objetar Rui ya se había llevado a Nejiko y conversaban animadamente. Lanzó un grito al aire, sacudiendo los brazos.

—¡Chicos, si tenéis algún problema avisad por los walkies! Hay que ver... — Y entonces giró hacia Nanami con gesto pensativo —. Y tú, ¿no eres demasiado pequeña para entrar en un bar?

***

Por el camino Nejiko se dedicó a contar sus batallitas de héroe mientras que la chica sonreía y preguntaba más y más, pero nada más llegar al burdel Rui le mandó callar. Parecía un hotel cualquiera, aunque mucho más amplio y elegante. La mujer que esperaba tras el mostrador era de mediana edad y tenía las uñas largas y cuidadas, que deslizaba con suavidad por encima de una revista de cotilleos.

—Vaya vaya, mira a quién tenemos aquí —. Alzó la vista ligeramente, dejando entrever una sonrisa pícara —. Niña, ya te he dicho que si vienes a trabajar aquí las cuotas se pagan por adelantado. Que luego te escaqueas...
—No vengo a trabajar, señora Ume —. La voz de Rui se había vuelto amarga de repente, y tenía las orejas plegadas hacia atrás —. Mi compañero es un héroe y estamos investigando. Necesitamos ir a la habitación de Kawata. 

La mujer alzó las cejas y miró a Nejiko, que rápidamente sacó su identificación. La devolvió con recelo.

—Os dejo pasar si no miráis nada más, ni tocáis nada. Eres un héroe, chico, no policía. Como metas en un lío innecesario a mis niñas...
—Descuide, señora... — Dejó la palabra en el aire, porque Rui ya había cogido las llaves y se dirigía hacia las escaleras —. ¡Le prometo que no tocaré nada!

Rui no habló mientras subía. Nejiko la siguió en silencio hasta la habitación, pensando en qué decir, pero decidió que era mejor callar. La habitación era limpia y austera: una cama de sábanas blancas, moqueta rojiza, un baño amplio y un pequeño escritorio. La examinó rápidamente, pero no había nada de interés. Parecía que no la habían usado en mucho tiempo, o que la habían limpiado recientemente. Rui se encontraba en la ventana, mirando hacia el exterior. Nejiko decidió ponerse a su lado.

—¿Todo bien, Rui? Me preocupas.
—¿Por qué estáis investigando esto? —. La mirada de Rui no se separaba de la calle, y sus manos se tensaron sobre el alfeizar —. ¿Por qué le estais defendiendo?
—¿Eh? Pues porque...
—Ese hombre era un pervertido, Nejiko. Está casado y tiene dos hijas, pero viene a menudo a follarse a niñas a las que les saca treinta años. ¿Te parece bien? ¿Qué tipo de justicia es esa?
—¿Rui, cómo...? Yo no te he contado nada de eso.

Pero Rui no respondió. Siguió hablando por su cuenta, sus uñas arañando la superficie de madera.

—Los hombres como tú me dais asco. Os protegéis unos a otros. Este sistema está tan podrido y lleno de babosos... Incluso tú, Nejiko. Tú no eres diferente al resto. 

En ese momento Nejiko se fijó en sus manos. Suaves, lisas y carentes de imperfecciones. Ni una sola arruga, ni un poro, ni un lunar; incluso sus uñas eran idénticas entre sí. Conforme la mano se tensaba más y más parecía que... aumentaba. Los dedos se ensanchaban y la piel adquiría un aspecto más realista, más fuerte y desgastada. Igual con su rostro. Las suaves mejillas de Rui se tensaron en una mandíbula cuadrada, una nariz rechoncha, y unos ojos profundos llenos de ira. 

Nejiko intentó gritar, pero entonces el hombre que había aparecido ante él le cogió del cuello y lo lanzó por la ventana.




39-Haz una historia en la que predomine el diálogo y no haya ni un solo verbo dicendi. ¡Asegúrate de puntuar bien las acotaciones!


¡Buenas, gente! Os dejo por aquí el reto número 39 y, por fin, la conclusión a esta pequeña historia de héroes que roleé con mis amigos. ¿Qué tal? ¿Os ha gustado? ¿Os esperábais el final? Os aseguro que ese jugador no se lo veía venir... He de admitir que me reí muchísimo en el momento. Creo que aún no me lo perdona.

Por si no quedó claro: ¡Rui es un cambiaformas! No he querido narrar el combate final porque básicamente... lo derrotan y ya está, no tiene más poderes interesantes aparte de cambiar de forma; y también por el motivo de este reto: Una historia en la que predomine el diálogo. Esta parte de "investigación" me parecía perfecta, ¡y ha quedado larguísima! He tenido que cortar muchas cosas de la historia original, porque para empezar estaba todo el grupo reunido y tuvieron que averiguar mucho más antes de alcanzar el final.

Me ha gustado mucho este reto, y para quien no se haya dado cuenta: un verbo dicendi son todos esos verbos que usamos en los diálogos (dijo, respondió, susurró, afirmó...) que modifican el habla. El reto consistía en escribir un diálogo cuyas acotaciones fueran todas una acción. ¡Ha sido muy divertido! Me recuerda a aquel reto que hice a principio de año sobre escribir un texto sin usar gerundios.

Aparte de el artículo de Literup, usé esta entrada con un listado para completar información. ¿Me he dejado algún verbo dicendi por ahí? ¿O he puntuado mal algún diálogo? ¡Dejádmelo en los comentarios!

Un saludo y muchas gracias por vuestro apoyo, hasta la próxima <3

Si quieres saber qué es el Reto Literup, haz click en este enlace.

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