7/21/2020

Verdugo

El sol de la mañana me despierta implacable, una fina rendija de luz que acierta en brillar directamente sobre mis ojos. Las persianas, anoche se me olvidó echar las persianas, y ahora me toca lidiar con las consecuencias de este despiste. Son tan solo las diez de la mañana y la temperatura en este roñoso cuarto ya comienza a ser insoportable. Intento paliarlo abriendo las ventanas, pero lo único que recibo es una bocanada de aire caliente. Las vuelvo a cerrar y bajo las persianas. No importa, me daré una ducha y pondré un rato el ventilador. Con eso debería bastar.

Camino perezosamente al baño, arrastrando los pies descalzos por un pasillo lleno de polvo y pelusas. Aquí nunca llega la luz del sol, y al ser un lugar de paso la decoración es frívola y escasa. Solo hay un cuadro en la pared que juraría que ya venía con la casa; como el resto de los muebles, la vajilla y la ropa de cama. A veces me sorprende lo poco de mí que hay en este piso.

Y el baño es más de lo mismo, gel familiar del supermercado y toallas que debería echar a lavar más a menudo. Hoy me ducho con agua fría, despegando el pegajoso sudor de mi cuerpo, y aunque ahora me resulta agradable tampoco es como si tuviera otra opción. La bombona se acabó hace una semana y el butanero hace tiempo que no aparece por el barrio. Un día de estos debería pasarme por la gasolinera. Quizás mañana.

Al que hace mucho que no veo, o más bien que no oigo, es al afilador. Y mira que durante unos meses hizo un montón de negocio por la zona, pero supongo que ya no le interesa. Es una pena, ¿verdad? La de oficios que se pierden en estos tiempos. ¿Qué será lo próximo en desaparecer? ¿Los cerrajeros, los conserjes, la policía? La tecnología poco a poco se lleva todo lo que nos hace ser humanos. Es una pena, pienso, mientras me deslizo hacia la cocina y empiezo a cerrar las bolsas de basura. Eso sí, no dudaría ni un momento en dejar que esta tarea la hiciera un robot o algo de eso. Supongo que eso me convierte en alguien hipócrita.

Pero aquí no hay robots ni mayordomos, así que me toca bajar la basura en chanclas y pijama. Tomo uno de los cuchillos de la encimera y pienso en lo útil que sería si estuviera bien afilado. Bajo las escaleras con la bolsa en una mano y el cuchillo en la otra, haciéndolo repiquetear por la barandilla sin mayor inquietud. Con algo me tengo que entretener mientras bajo. Vivo en un quinto sin ascensor.

Cuando llego a la calle me recibe la flama del mediodía, el olor a humo y a basura. Camino con cuidado de no pisar los cristales rotos. Aquí al lado, acurrucada en el portal, una mujer llora con su hijo muerto en brazos. Ha dejado un reguero de sangre en la acera. Qué mal está todo últimamente, pienso mientras lanzo la bolsa de basura al contenedor más cercano. Ya no limpian por el barrio, y durante la revuelta de anoche se ha roto la vidriera del rellano. ¿A quién tendré que llamar para que lo arreglen? ¿Podrá acercarse el cristalero al repararlo?

La mujer murmura algo que no me esfuerzo en entender, pero calla de inmediato al ver el reflejo plateado del cuchillo en mi mano. Ves, ya sabía yo que alguna utilidad tendría, por poco afilado que esté. Vuelvo al portal y cierro la puerta a mi paso, sacudiendo las zapatillas en el felpudo y pensando, siempre pensando. Subo las escaleras muy despacio, casi con pereza, deslizando con suavidad el cuchillo por la barandilla. "¡Verdugo, asesino!", escucho gritar desde la calle. Y yo que tan solo bajaba a tirar la basura. Si es que esta gente se queja por vicio...



30-Utiliza las palabras “bombona”, “afilador” y “revuelta” en tu relato.

¡Estoy en racha! Cómo se nota que ya no tengo que estudiar y que estoy más relajada, porque he sido capaz de escribir esto en tan solo dos días... ¡Y estoy bastante contenta con el resultado! No es lo mejor que he hecho, pero sí que estoy bastante conforme.

¿Qué os ha parecido? ¿Un poco confuso? La verdad es que la inspiración de este relato es muy específica: La escena undécima de Luces De Bohemia, de Valle-Inclán. Si la habéis leído -es lectura obligatoria en institutos, así que más os vale- seguro que sois capaces de ubicar la escena. Le tengo especial cariño a ese fragmento por el mensaje tan potente que lleva, una crítica social muy cruda sobre cómo afectan los conflictos sociales dependiendo de la clase económica. Eso es lo que he intentado replicar en el relato.

Por otra parte "bombona" y "afilador" me daban un aire costumbrista y de típica mañana andaluza, así que de ahí he sacado el resto de la inspiración. Podría haber hecho algo más original y trastear un poco más con estas tres palabras... ¡pero es que lo tenía muy claro desde el principio! Este es mi pequeño homenaje a Valle-Inclán, y espero que os guste.

¡Un saludo y hasta la próxima! Como he acabado el relato de esta semana tan pronto, quizá me ponga a preparar el siguiente o a enviar algún relato a concurso... quién sabe. ¡Disfrutad del verano!

Si quieres saber qué es el Reto Literup, haz click en este enlace.

2 comentarios:

  1. Bueno. este es el último relato que te leo por hoy, voy un poco retrasada y no quiero leer el tuyo, antes de escribir el mío. Este relato me ha gustado mucho. la verdad que describes muy bien las escenas, me introduces en ellas. ¿Lioso? bueno, ahí lo dejas, eso de llevar un cuchillo para tirar la basura... No he leído a Valle-Inclan.(Hace ya unos añitos que dejé el instituto, jejej).
    ¡Hasta la próxima!

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    1. ¡Muchísimas gracias por dejarme tantos comentarios! Me hace mucha ilusión <3 últimamente los retos se complican, o al menos esa es la impresión que me da, y espero que a ti te estén yendo bien. ¡Feliz verano!

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