7/18/2020

Omertà

El sonido de dos respiraciones es lo único que enturbia el silencio. La primera es lenta y pausada, profunda a ratos; como aquel que suspira al pensar o cuando se encuentra impaciente. La acompaña un sordo repiqueteo de dedos sobre la mesa que casi no se escucha pero cuya vibración se difumina en el ambiente. Denota calma fría y control, pero también una velada inquietud. Es la respiración de alguien que espera, de alguien que reflexiona.

La otra, en cambio, es acelerada y jadeante, humedecida por la salivación excesiva y sangre en las comisuras. Es furiosa y dolorida, la ansiedad que acompaña al miedo; pero en cierto modo también resulta desafiante. Algo en su respiración ruega seguir viviendo -prácticamente lo exige- y alberga esperanzas de que todo sea un mal sueño. En el fondo es la respiración de alguien que sabe que aún tiene el control, y que se enfrenta a las consecuencias de tenerlo.

El tercer sonido brota de pronto, un tono de llamada estándar que surge entre los dos hombres. Uno de ellos, el que se encuentra atado y herido al otro lado de la mesa, da un respingo y se retuerce en su asiento intentando ocultar la chispa de terror en sus ojos. El otro, en cambio, sonríe mientras alcanza el teléfono, y tras considerarlo unos instantes decide ponerlo en altavoz. No es como si su acompañante pudiera hablar tras la mordaza.

- ¿Qué has encontrado?

Silencio. El hombre se muerde el labio inferior y le da un par de toquecitos a la mesa, inclinándose sobre la pantalla del móvil. Durante unos instantes solo se escucha ruido estático de fondo y una especie de respiración entrecortada.

- S-sí, hola - responde al fin una voz insegura -. Perdón por tardar tanto, yo...
- Eso me da igual, Matías. Dime si has encontrado algo.
- He... tenido algunos problemas - la voz se detiene un momento para tragar saliva -. Pero estoy aquí. En la casa. He encontrado la caja.
- ¿Y bien?

El hombre sonríe ferozmente, mostrando los colmillos y clavando la mirada en su víctima. Ambos tiemblan con la misma expectación, pero alimentada por emociones opuestas.

- Los documentos... están aquí. Y el dinero también. Está todo aquí, Ally.

Victoria. El hombre suelta una carcajada y le asesta un puñetazo a la mesa de la emoción. Ni siquiera se preocupa en echarle un vistazo a su rehén -aunque escucha cómo se remueve en su silla, como lucha por gritar a través de la mordaza- mientras recoge el móvil de la mesa y se lo acerca a los labios.

- Muy bien, Matías. Ahora tienes que quemarlo todo. ¿Lo sabes, no? ¿Ya lo has hecho? Me da igual que haya niños en la casa, Matías, esto es lo que ocurre cuando se meten con nosotros. ¿Has escuchado eso, capullo?

Alza la mirada para fijarse en su víctima y regodearse en su dolor, pero algo falla. Ya no observa con ojos llorosos y respiración agitada, ya no es una sombra que se encoge de miedo: ahora ríe. Una sonrisa distorsionada que surge tras la venda. Ally susurra con voz temblorosa.

- ¿Matías? ¿Qué ocurre?
- Yo... yo intenté avisarte - el ruido blanco se incrementa, y surgen murmullos de fondo -. La policía me estaba esperando en la casa. No he tenido más remedio, Ally, yo...

El hombre toma el teléfono y lo lanza contra la pared, desmoronándolo en pequeños pedazos. Ahora solo dos sonidos perturban el ambiente: una risa enmudecida por la tela, una carcajada de un hombre que ya no tiene miedo a la muerte; y una respiración temblorosa del que lo ha ganado de pronto.

Un tercer sonido se desata. Disparos en el exterior de la sala, pasos acelerados, golpes en la puerta. Los han encontrado.



29-Haz una historia sobre una llamada que sale muy mal.

¡Tachán! ¡He podido regresar al ritmo de siempre! Os presento el (ahora sí) relato de esta semana, el reto número 29. ¿Qué os ha parecido? A mí me ha gustado más que los dos anteriores y creo que me ha quedado algo mejor que los otros, pero aún me estoy recuperando del bajón de las últimas semanas... Aun así me alegro de haber podido subir algo a tiempo y que me deja más o menos conforme.

¿Creeis que cumplo con el reto? Es decir, la llamada en sí sale mal para nuestro protagonista... ¡pero bien para nuestra víctima! ¿Qué creeis que ocurrió entre estos dos? ¿Quién será el verdadero villano? Ally (o Alistair) es un personaje que utilizo a menudo en partidas de rol debido a su conexión con la mafia y el mundo del crimen, pero que tiene una personalidad muy opuesta a lo que os podríais imaginar. Durante muchos años fue mi personaje favorito, ¡algún día os hablaré más de él!

En fin, casi no voy a tener descanso entre reto y reto... estas últimas semanas se me han pasado demasiado rápido. Es lo que tiene el verano, ¿no creéis? A mi se me hace muy corto.

¡Un saludo y hasta la semana que viene!

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1 comentario:

  1. En mi opinión cumples con creces el reto. Lo dejas todo en el aire... la policía tiene un culpable, pero no sé si el verdadero. ¿Vas a continuar la historia?
    Buen verano!

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