1/10/2020

Tragaperras

(Content warning: Adicciones, ludopatía)

6 de Enero del 20XX

Ah, fíjate, hoy es el día de Reyes. Ni me había fijado. Les compré los regalos a los niños hace una semana y se los di a Alicia, aunque ella insistió en que no querían nada, y le pedí que se los diera esta mañana. Es por la noche y aún no me han llamado. Probablemente estén ocupados. Con la comida, y los juguetes nuevos y eso, y como mañana tienen clase... no sabré de ellos hasta el fin de semana, que es cuando les toca venir. Será por eso, seguro, tan solo estarán ocupados.


No me acordaba de qué día era hoy porque, si soy sincero, desde que estoy sin trabajo todos los días me parecen iguales. Me levanto al mediodía, preparo algo de comida y veo las noticias. Por la tarde echo currículums en cualquier nueva oferta, y si eso salgo a comprar o a tirar la basura. La verdad es que cada vez salgo menos de casa. Antes tenía que bajar la calle para ver si el bar de deportes estaba abierto, pero desde que han abierto uno enfrente solo tengo que mirar por la ventana. Y es cierto, hoy estaba cerrado. Ya me extrañaba a mí que el bar cerrara un día de diario.

He... entrado un par de veces. Sé que no debo, pero hay días en los que el aburrimiento es tan abrumador que no se me ocurre nada mejor que hacer. Me visto rápido y bajo cuando hay poca gente. Sirven las cañas baratas y te ponen cacahuetes con la bebida, así que es perfecto para matar el tiempo. Le meto monedas a la máquina, metódicamente, hasta que inevitablemente me quedo sin saldo, y entonces bebo en silencio la cerveza que me queda y me marcho cuanto antes. Por algún motivo el ambiente se vuelve sombrío cuando dejas de jugar, cuando lo único que percibes es el hedor a tabaco y la ligereza de tu cartera. Pero no es que tenga mucho más que hacer mientras busco empleo. Además, con algo de suerte recuperaré el dinero que le debo a Alicia. La última vez estuve cerca.

Alicia dice que necesito ir a terapia, pero ni tengo dinero para pagarla ni creo que la necesite. Es decir, no es como si me estuviera pinchando droga en los callejones o algo del estilo. Aún creo que exagera con este tema, llevándose a los niños y todo eso. Y la verdad, desde que los niños no están me siento aún más solo. La casa es enorme sin ellos, y llevarlos y traerlos del colegio era una buena distracción. Dejaba al grande en fútbol y me iba a esperar al bar de deportes de la esquina, una hora nada más, y en cuanto el niño terminaba las clases yo me iba con él. De vez en cuando se me echaba el tiempo encima, pero solo ocurrió unas pocas veces. Recuerdo que aquel día Alicia estaba furiosa. Me pregunto si se los llevó por eso.

Los echo de menos. Y a ella también. Así que me estoy esforzando mucho en demostrarles que aún tengo todo bajo control, que esto es tan solo un pequeño bache en el camino. Al fin y al cabo pude ahorrar lo suficiente para comprarle regalos a los niños, y sé que en cuanto encuentre trabajo todo volverá a la normalidad.

Pero cada vez es más complicado. Yo mismo me desinstalo las aplicaciones de juego del teléfono y bloqueo las páginas de apuestas en el ordenador, pero es muy fácil quitar las restricciones cuando las pones tú mismo. Te bombardean con anuncios en la televisión, en el periódico, en las vallas publicitarias de la autopista. Y el bar, el maldito bar que ha tenido que abrir justo delante de mi ventana. Es vergonzoso, como si supieran que vivo aquí y hubieran decidido hacer negocio conmigo. Ese sentimiento de asco es lo que impide que baje a diario, pero aun así de vez en cuando siento que tengo que volver. Esto es como ir dejando el tabaco, uno se va desenganchando poco a poco, ¿no? Solo que esto no es como el tabaco, no me daña los pulmones ni nada de eso. Así que poco a poco está bien. O eso creo.

Si soy sincero, me aterroriza. A veces siento que me estoy volviendo loco, que no controlo nada de lo que estoy haciendo. ¿Y si Alicia tiene razón, y si esto me supera? ¿Y si de verdad estoy echando a perder mi vida moneda tras moneda? Puede que los niños ya hayan pasado página, y puede que Alicia también. Quizá es demasiado tarde.

Son estos pensamientos los que me acosan por la noche, tan oscuros que no me atrevo a dejar que ronden por mi cabeza. Tengo que hacer que paren, ¿entiendes? Porque si no tengo esperanza no tengo una razón para seguir con vida. Y paradójicamente, el único momento en el que no los escucho es ahí abajo, en el bar, con una caña en la mano y viendo los rodillos girar. Nada más existe entonces, y los pensamientos se desvanecen moneda tras moneda.



2-Escribe un relato que ocurra el día de Reyes.

Segundo relato del Reto Literup. Este me ha costado mucho más, y la verdad es lo empecé sin saber muy bien dónde iba a acabar. No suelo escribir sobre estos temas con tanta crudeza y me daba miedo al ser algo más delicado, así que esto sí que ha sido salirme un poco de la zona de confort. Mientras lo escribía no podía dejar de sentirme igual que el protagonista, abrumada por publicidad y casas de apuestas por todas partes, y con la misma sensación de irrealidad. Ha sido duro. Aún así, espero que os guste.

¡Si queréis apoyarme dejad un comentario y compartid mi blog! ¿Creéis que le he hecho justicia a este tema? Mucho ánimo y fuerza a todas las personas que estén pasando por una situación similar, os dejo por aquí algunos recursos que os pueden ayudar.

Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados.
Asociaciones de ayuda para la ludopatía.

Si quieres saber qué es el Reto Literup, haz click en este enlace.

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