1/25/2020

Ratas y ceniza

El sonido de los fuegos artificiales hacía retumbar toda la estancia, incesante, de forma que en cuanto podías pensar que por fin había unos segundos de silencio el cielo volvía a incendiarse de color. Los destellos se filtraban por las ventanas, así que aunque todas las lámparas estaban apagadas se podían diferenciar fácilmente los bordes de los objetos. Zhi Ruo estaba en la terraza mirando al cielo, y los fuegos artificiales también se reflejaban en sus ojos vidriosos. La luz rojiza parecía engancharse en cada arruga y cada marca de la piel, revelando sin tapujos el paso de los años y a la vez enmarcándolo de una belleza extraña y antigua. Toda la escena dejaba ver, en esencia, lo que era Zhi Ruo: una mujer que había vivido lo suficiente como para gozar de una sana sabiduría. 

Hui Yin se inclinó silenciosamente para barrer unas migas que habían caído bajo la mesa.

- ¡Deja eso! - Zhi Ruo la miraba a contraluz, e incluso entre las sombras se apreciaba su ceño fruncido -. Ya lo limpiarás mañana. 
- Pero mamá, atrae a las ratas. 
- Exacto. Y las ratas traen abundancia. 
- A veces pienso que se la llevan. 

Hui Yin suspiró y dejó caer el cepillo justo al lado de las migas, sin deseos de discutir con su madre. En vez de eso se incorporó y se dirigió a la terraza, pequeña pero que podía albergar a dos personas si apartaban trastos y macetas, y se sentó con la espalda contra el marco de la puerta. Hacía frío, como cabría esperar, pero no se podía negar que con los años el clima se había vuelto cada vez más cálido. Hui Yin recordaba estar en esa misma terraza cuando era niña, envuelta en mantas y tiritando, pero ahora sólo necesitaba una fina rebeca para soportar el frío. No sabía si era porque los tiempos cambiaban o porque el tiempo la había cambiado a ella.

Miró a su madre, que bebía vino especiado en silencio. Todo el mundo decía que se parecían y la semejanza era evidente: El mismo pelo castaño oscuro (con un remolino en la parte superior de la cabeza), la nariz redonda y achatada, el hoyuelo de la mejilla derecha. Pero sus personalidades eran completamente opuestas, ya que su madre era una mujer relajada y de sonrisa dulce y ella un torbellino incansable. De nuevo, se preguntaba si serían cosas de la edad.

- Sabes, ya no me preguntas nada durante las cenas - dijo de pronto Hui Yin, con la mirada perdida entre los tablones de madera. 
- ¿Hm? ¿A qué te refieres? 
- Lo has hecho con los demás. Preguntarles cuándo se van a casar, o cómo les va en el trabajo, o si ya están pensando en tener hijos... 

Zhi Ruo la interrumpió con una pequeña risita.

- ¿En serio? Pero si creía que odiabas esas preguntas. A nadie le gustan, de hecho. Es un derecho que se gana con la edad, poder ser todo lo cotilla que quiera - sonrió, malévola, antes de volver a adoptar una expresión amable -. Entonces, ¿qué te preocupa? 
- No lo sé. Me siento desplazada, quizá. Como si ya no te importara qué hago con mi vida. 
- No digas eso, niña - Zhi Ruo le dio una pequeña palmadita en la mano a modo de reproche -. Estoy muy orgullosa de ti, ya lo sabes. Tan solo es que tú ya tienes la vida resuelta. 
- ¿Seguro? - susurró Hui Yin con un hilo de voz -. Porque a veces creo que no sé qué estoy haciendo con ella. 

Un sonido las sorprendió de pronto, el de calcetines arrastrándose por la madera. Li Ling se movía tanteando los muebles con una mano mientras se frotaba los ojos con la otra, y en cuanto las vio en la terraza salió a correr con una sonrisa de oreja a oreja. Hui Yin soltó un grito ahogado.

- ¡Ten cuidado, te vas a tropezar! 
- Lo siento - susurró Li Ling con gesto pícaro, mientras trepaba al regazo de su madre -. No podía dormir con los fuegos artificiales. 
- Es verdad que están durando mucho, sí - respondió Hui Yin, estrechando a la niña entre sus brazos y dándole un tierno beso en la coronilla. Cada vez estaba más mayor, así que tenía que aprovechar antes de que dejara de ser tan cariñosa. 
- Abu - Li Ling se inclinó para darle un pequeño toque en el brazo a Zhi Ruo -. Te deseo un próspero año nuevo. 
- Ah, que maravilloso. Muchas gracias, pequeña Ling. 

Durante un momento se hizo el silencio entre las tres, e incluso los fuegos artificiales parecían haber cesado por unos instantes. La cara de la niña se deformó lentamente en una mueca, al igual que la de su abuela se volvía más y más traviesa.

- Abuela, por favor... 
- Está bien, está bien - Zhi Ruo rió suavemente mientras rebuscaba en sus bolsillos hasta encontrar lo que buscaba, un sobre rojo cuidadosamente doblado -. Aquí tienes, pequeña. Te deseo mucha suerte este año. 

Li Ling le arrebató el sobre de las manos y le dio un beso en la mejilla a las dos mujeres, para después salir corriendo con ojos brillantes. Hui Yin le reprendió mientras se marchaba.

- ¡Niña, tienes que ser más agradecida! - le gritó, antes de girarse de nuevo hacia Zhi Ruo -. ¿Cuanto le has dado? 
- Lo suficiente y nada más. 
- Mamá, recuerda que es tan solo una niña. Solo tiene doce años. 
- Precisamente, nacida en el año de la Rata, igual que este. Así que hay que tener cuidado, este año llamará la atención de demonios y toda clase de males... 
- Por favor, no des malos augurios durante el año nuevo. 

Zhi Ruo sonrió de esa manera que solo hacen las madres cuando miran a sus hijas y ven en ellas un reflejo de sí mismas. Le ofreció vino y ella aceptó sin rechistar, dejándose caer de nuevo contra el quicio de la puerta. Los fuegos artificiales parecían estar calmándose poco a poco, y Hui Yin ya estaba pensando en irse a dormir.

- Entonces, ¿cómo lleva la niña lo de crecer sin un padre? 
- ¡Mamá! - Hui Yin se sobresaltó y la miró con ojos iracundos -. ¿De verdad crees que es apropiado preguntarme eso? 
- ¿No querías preguntas molestas? - Zhi Ruo seguía sonriendo, pero esta vez se veía algo de tristeza en su mirada -. Pero quiero saber que estáis bien sin un hombre en la casa. No solo la pequeña Ling, tú también. 
- Estoy bien, en serio - respondió bruscamente. 
- Si es así, me alegro. 

Se había formado un silencio incómodo, al menos para Hui Yin. Quería decir algo más pero su madre no parecía interesada en seguir la conversación. Zhi Ruo miró al cielo durante unos minutos más, apurando el vino que le quedaba, y finalmente se incorporó.

- Déjame pasar, niña. Creo que me voy a ir dormir ya. 

Hui Yin salió de la terraza para dejar paso a su madre, agarrándole suavemente del brazo para evitar que tropezara con el borde de la puerta corredera. Zhi Ruo posó su mano sobre la de Hui Yin y le dio un pequeño y cariñoso apretón.

- Buenas noches, cielo. No te vayas a dormir muy tarde. 
- Buenas noches, mamá. 

Zhi Ruo se deslizó despacio por la habitación hasta alcanzar el pasillo. Justo antes de girar la esquina oyó una voz a su espalda.

- Gracias por preocuparte por mí. Te lo agradezco. 

Sonrió y se giró para despedirse de Hui Yin con un pequeño gesto, antes de desaparecer del todo por el pasillo. Hui Yin quedó sola en la habitación, con el fulgor rojizo de los fuegos artificiales cada vez más intermitente, de forma que se podía apreciar mejor el silencio de la noche. Procurando no hacer mucho ruido tomó un pequeño cuenco de la estantería que parecía oscurecido por la ceniza, y lo depositó en la terraza. Volvió a sentarse, esta vez en el lugar que antes había ocupado su madre, y sacó de su bolsillo un fajo de papeles. Eran cuadrados de papel de bambú rojo y dorado con varios caracteres cubriendo su superficie. Hui Yin tomó unos cuantos y empezó a doblarlos, uno a uno, con cuidado de que sus bordes se alinearan. Los iba apilando en el pequeño cuenco de cerámica, y cuando terminó con todos cerró los ojos y rezó.

"Te echamos de menos. Espero que estés bien, allá donde estés."

Mantuvo el silencio unos minutos, sin saber qué más decir, hasta que finalmente se rindió y tomó las cerillas. Nunca se le habían dado bien las plegarias y su marido lo sabía. Confiaba en que él lo entendería y que agradecería el gesto de todas formas, además, ¿qué más podría contarle? ¿Que su hija estaba bien, que no les faltaba el dinero, que gozaban de buena fortuna? ¿Qué pensaría su marido si supiera que, a pesar de todo, sin él se sentía sola y perdida?

Hui Yin le prendió fuego a los papeles. Fuego rojo sobre papel rojo, que eventualmente convirtió todo a cenizas. Dejó que ardiera lentamente hasta que el último borde negro se deshizo de las llamas, pareciendo consumir incluso el mismo rojo del cielo. Tomó los restos quemados, con cuidado de no tocarlos, y los dejó caer en una de las macetas de la terraza. Hacía más frío que antes, así que rápidamente cerró la puerta y se marchó del salón, bordeando con disgusto las migas que habían caído alrededor de la mesa. Reprimió las ganas de sacudir las zapatillas en la puerta, como si ya escuchara a su madre gritar "¡si haces eso, estarás sacudiendo también la buena fortuna!" Cómo si me importaran algo la fortuna o las supersticiones, pensó.

Y aún así, se fue a su habitación arrastrando el polvo de sus zapatillas. 



4-Haz un relato que ocurra durante el Año Nuevo Chino.

Tachán tachán, cuarto relato del reto Literup. Este es algo más largo que los anteriores (concretamente, el doble de largo) y además es el primero que escribo en tercera persona.

Con este tema estaba dudando entre si hacer un relato más costumbrista y humano, o si volverme loca con la mitología china. Hice una encuesta y, a pesar de que ambas opciones estaban igualadas, terminé decantándome por el relato realista. ¿Os gustan este tipo de relatos, o preferís la fantasía?

Eso sí, me he divertido muchísimo investigando sobre la cultura y costumbres chinas, especialmente durante el Festival de Primavera. Siempre me da miedo escribir sobre temas que no controlo, así que a pesar de que me he pasado horas leyendo sobre el Año Nuevo Chino me preocupa no haberle hecho justicia, o haber interpretado mal alguna de sus tradiciones. Si es así, ¡no dudes en corregirme!

En fin, ¡feliz año de la Rata a todos! ¿Cual es vuestro animal del zodiaco chino, por curiosidad? El mío es el tigre, y el de mi hermana el caballo. Por algún motivo de pequeña nos lo memorizamos y solíamos jugar a ver si podíamos recordar el orden y año de todos los animales. No me preguntéis por qué.

¡Hasta el próximo relato! Estad atentos, porque para el quinto reto estoy preparando algo muy guay...

Si quieres saber qué es el Reto Literup, haz click en este enlace.

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