8/15/2020

Mascarada del vasallo

—¿Alguna vez habéis matado a alguien?

Zafire alzó la vista hacia la voz que la había sacado de sus pensamientos y se topó con unos ojos claros y afilados que parecían sonreirle. El elfo había lanzado la pregunta al aire y ahora buscaba con la mirada alguien dispuesto a responder, así que cuando se encontró con los distraídos ojos verdes de Zafire alzó las cejas con curiosidad.

— ¿A qué viene esa pregunta? ¿Acaso eres guardia? — gruñó el cochero, un humano de piel morena que ni siquiera se giró para mirar.
— ¡Oh no, ni mucho menos! Mi nombre es Lluvia y no soy más que un humilde músico.

Como si intentara darle credibilidad a sus palabras el elfo tomó su maletín y lo abrió, dejando al descubierto un violín de caoba que sin duda había visto tiempos mejores. Lo expuso durante unos instantes hasta que, satisfecho, cerró el maletín cuidadosamente y lo colocó de nuevo a su vera.

— ¿Y entonces a qué ha venido esa pregunta?
— Pues por charlar un poco. Llevamos un buen rato en este carro y nadie ha dicho ni mú.

El humano soltó un suspiro exhasperado y se removió en su asiento, sin llegar nunca a separar la vista del camino. Mantuvo el silencio durante unos segundos antes de empezar a hablar.

— Pues mira, yo nunca he matado a nadie, pero sí que he visto morir a mucha gente.
— No sabía que ser cochero fuera tan peligroso.
— No muchacho, para nada — rió el hombre, girándose durante un solo instante para cruzar su mirada con la de Lluvia —. Y ser tabernero tampoco lo era demasiado, pero sí que vi muchas peleas en su día. 
— Ah, las historias de taberna son las mejores — asintió el elfo antes de darse la vuelta —. ¿Y usted? He notado que escucha con atención pero no suelta palabra alguna.

La cuarta persona que había en el carro levantó lentamente las cejas. Por su baja estatura y su barba frondosa no cabía duda de que era de raza enana, pero poco más se podía averiguar a simple vista. Llevaba las manos cortas y rechonchas llenas de anillos de plata y la barba decorada con similares abalorios.

— No me llames de usted, mozo — habló con una voz dulce y ronca —. Pero sí, y a unos cuantos. Serví en La Guerra hará unos setenta años.

El elfo soltó un silbido de sorpresa y se inclinó en su asiento.

— ¿Entonces eres soldado?
— No. Soy orfebre. — Sacó de su abrigo un pergamino ajado y se lo ofreció —. Y estas son mis tarifas, por cierto. Mi artesanía es de alta calidad y trabajo todo tipo de metales. A vosotros os haré un descuento, claro, por eso de que vamos a tener que llevarnos bien.
— Pues sí, porque tiene pinta de que vamos a pasar mucho tiempo juntos... — Lluvia tomó el pergamino y lo examinó antes de tendérselo a Zafire — ¿Y usted, señorita? ¿Qué secretos ocultan esos hermosos ojos verdes?

Zafire aún no había hablado y de hecho seguía distraída. Sus ojos vagaban por la linde del camino mientras deslizaba la yema de los dedos por sus brazos, como si estuviera dibujando. Tenía el pelo largo y castaño trenzado con flores, y pequeñas ramas que le nacían del pecho y le subían bordeando las facciones del rostro como pequeñas enredaderas que crecían incustrustadas la piel. Su aspecto era insólito y aún así nadie le había preguntado nada, nadie había cuestionado su presencia en lo que parecía ser un grupo de personas corrientes, pero Lluvia había hecho una pregunta que se le había metido muy dentro y que ahora le agarrotaba la garganta.

— Una vez. Hace un tiempo — respondió con un hilo de voz seca —. A mi padre. Con mis propias manos.
— Vaya, lo... lo siento mucho. No pretendía...
— No te preocupes, muchacha — interrumpió el humano, alzando la mano y girándola hacia atrás para mostrar su palma al resto—. La verdad es que todos tenemos pecados por los que redimirnos, ¿cierto? ¿No es por eso por lo que estamos aquí?

Su mano estaba cubierta de ceniza y cicatrices como las que suele dejar el fuego que no tiene un origen natural, comunes en usuarios de magia negra. De forma instintiva Lluvia posó los dedos sobre su maletín y acarició los arañazos premeditados que cubrían su superficie allí donde hubo otros nombres; y el orfebre tomó con recelo uno de los pocos anillos de oro que adornaban su barba. En las manos de Zafire se enredaba un manojo de zuzón seco que hizo rodar entre los dedos, un conocido veneno que mostró sin tapujos al resto. A cambio de su sinceridad recibió un silencio cómplice y miradas compasivas.

Sin embargo aquel veneno nunca había sido usado y la vida de su padre nunca fue puesta en peligro. La verdad es que en el corazón de Zafire no había ningún pecado, tan solo un millón de mentiras. Sonrió para sus adentros, satisfecha, mientras escondía de nuevo el manojo de hierbas. Siempre le habían dicho que era muy buena actriz.




33-Escribe un relato que incluya la última palabra del diccionario: zuzón.

¡Buenos días! Os dejo el reto de esta semana por aquí, aunque he de decir que no estoy muy contenta con el resultado. La verdad es que durante toda esta semana he estado muy estresada y además he invertido mucho tiempo en escribir otro relato para un concurso, así que este texto ha salido más a la desesperada que a otra cosa.

Como este reto era de tema libre aproveché para desarrollar una idea de un personaje de rol, Zafire, pero poco más. Además, como el reto era muy fácil pensé en ponérmelo algo más complicado y empezar el relato con la letra A y acabarlo con la Z. ¿Os habíais dado cuenta? Es una tontería, pero tuve que pensar muy bien qué palabra quería usar y también el orden de la frase para que no quedara demasiado raro. 

Por cierto, resulta que zuzón (y su nombre más común, hierba cana) se puede aplicar a dos plantas distintas. La verdad es que había visto ambas anteriormente, pero nunca había pensado en su nombre. En fin, al menos he aprendido algo nuevo.

¡Hasta la semana que viene! Y a ver si el siguiente relato es un poco mejor...

Si quieres saber qué es el Reto Literup, haz click en este enlace.

4 comentarios:

  1. Mola mucho el diseño de Zafire. Bueno, y el nombre también xD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vaya, que no se nota nada que es mi favorita xDDD Muchas gracias! Por algún motivo acabo de ver tu mensaje, no sé por qué no me notifican...

      Eliminar
  2. Hola! Muy original, empezar con la A y terminar con la Z.
    Y sí, con este reto vamos aprendiendo pequeñas cositas relato a relato. Nos leemos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu comentario! y ya ves, lo de la A y la Z bien podría ser otro reto...

      Eliminar