TW: Descripciones desagradables, muerte, sangre, insectos, vísceras, un poco de todo.
Nadie te acompaña esta noche, aunque sería un error decir que estás sola. Hasta ahora has encontrado consuelo en el frío suelo de una cripta subterránea, en el olor a serrín y el repiqueteo del metal; incluso en lo más profundo de la tierra y en su infame hierba sin sol has podido hallar el descanso, pero aquí no. No crees ser capaz de volver a dormir en una habitación vacía.
Recuperas tu forma al desprenderte de tu mano izquierda y de una de tus piernas —te desprenderías de aún más, porque te queman, porque lo ansías, pero por el momento siguen unidos a tu cuerpo—, y te dejas caer en la cama de tu infancia. No lo ves, pero en lo más profundo del colchón aún queda una mancha sanguinolenta, recuerdo de tu última ofrenda. Apoyas la ausente extremidad justo encima. Hoy nadie te dará las buenas noches.
Dejas la mariposa en la mesilla y escuchas su aleteo incorpóreo. Has dejado de fingir que sabes por dónde entran las hormigas a tu habitación, que por la ventana tapiada se cuelan a veces las cucarachas y las moscas sin saber muy bien por qué. Si estuvieras loca, piensas, jurarías que habitan en tu sangre y en tu carne, que se deslizan silenciosos entre los pliegues de tus entrañas; pero sabes que en realidad siempre están ahí, fuera de tu campo de visión, en algún lugar indeterminado bajo el suelo y las paredes. La mariposa ha vuelto a tu cabello mientras parpadeabas. Quizá sea la única que sobreviva al invierno.
"No creo que a nosotros nos espere nada bueno tras la muerte", recuerdan los ojos de aquel que no puede morir del todo. Te remueves en la cama, incómoda, porque todo tu cuerpo te estorba. El hambre te desgarra desde el interior, ansiando quebrar la superficie de tu piel. Ojalá te brotaran alas, rasgando tu espalda, grotescas y carentes de sangre y huesos. Ojalá no tuvieras que volver a caer, que volver a enterrar tu rostro en la tierra, llorar y trenzarte la nostalgia en el cabello. Si tan solo fueras un poquito más fuerte, si tan solo tu cuerpo se deshiciera en retazos informes y revelara tu corazón desbocado, siempre resonante...
Un centenar de promesas te mantiene unida y entera, y si tus raídas manos te lo permitieran escribirías en sueños que ansías morir de vieja. Pero te atormenta la certeza de que un día se te agotará la paciencia, y entonces no te quedarán suficientes huesos.
Pues segundo relato que escribí sobre Cendra. Este no tiene hilo narrativo ni nada, solo pura emoción que necesitaba sacar por alguna parte. No esperaba que esto lo leyera nadie, si os soy sincera, pero creo que quedó "bonito" y que, sobre todo, define muy bien a Cendra. Quería liberar un poco la frustración y la impotencia que sintió con la muerte de su madre, el rescate de Maleneth del Consorcio, y la inminente llegada del Invierno.
El título es parte de la letra inglesa de Mesmerizer, que en sí no tiene nada que ver con el personaje pero justo justo esa frase me inspiró muchísimo. También me dio por escribir esto en segunda persona porque justo estaba leyendo Harrow la Novena y ahí utilizan muy bien ese recurso.
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